El Instituto Teológico Compostelano despidió con un homenaje al nuevo prelado ourensano

La investidura de Leonardo Lemos reúne a 1.500 personas

Leonardo Lemos Montanet, en el centro, en el acto de despedida, ayer en el Instituto Teológico. (Foto: VICENTE PERNÍA)
Desde que el 16 de diciembre se pronunció el nombre de Leonardo Lemos Montanet como nuevo obispo para Ourense, la maquinaria para organizar su proclamación se puso en marcha.
Ahora, a tan sólo un día de la ordenación episcopal, pocos son los detalles que quedan por atar. Los actos centrales se desarrollarán en la ciudad, a primera hora de la tarde, con la procesión desde la Praza de Santa Eufemia hasta la Catedral, con la Real Banda de Gaitas de la Diputación haciendo pasillo. Y abriendo la comitiva, el incensario y la Cruz procesional, entre cirios. Siguiendo una costumbre secular, el nuevo obispo será recibido por el Cabildo de la Catedral, que le esperará en el Pórtico del Paraíso, ofreciéndole el deán la cruz a besar y el hisopo para bendecir. El momento de la ordenación será el más destacado, con la imposición de manos de la curia que oficie la ceremonia sobre la cabeza del nuevo obispo. Lo que más suele llamar la atención, apunta el canónigo Miguel Ángel González, es la postración del nuevo prelado en tierra, en señal de humildad y de comunión con Dios.

A Lemos le estarán esperando en la ciudad al menos 18 obispos procedentes de diócesis de España y Portugal, y el ordenante principal será el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, que oficiará el solemne acto con los tres últimos obispos de Ourense y el de Astorga, natural de esta provincia. Habrá, asimismo, un amplísimo número de autoridades, comenzando por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, junto al alcalde de la ciudad, Francisco Rodríguez; el presidente de la Diputación, Manuel Baltar, y alcaldes de Santiago y Fene, entre otros. La organización prevé un lleno absoluto en la Catedral pues, además de las 300 autoridades que ocuparán los bancos de la nave central, se han instalado mil sillas en las naves laterales. Los sacerdotes se ubicarán en el crucero. Se esperan, al menos, 1.500 personas.

El nuevo obispo se despidió ayer con un homenaje en el Instituto Teológico Compostelano, donde en los últimos tiempos compaginaba las tareas de docencia con las de vicedirector del centro. El acto fue presidido por el arzobispo Julián Barrio, en el salón de actos de la propia institución.

ASÍ SERÁ LA ORDENACIÓN DEL OBISPO

Ramiro González Cougil, Doctor en Liturgia y delegado diocesano

Monseñor Leonardo Lemos Montanet es el elegido por el Papa, la Iglesia, para obispo y pastor de Ourense, que debe ser contemplado por los fieles como imagen de Dios Padre, según Ignacio de Antioquia. Es principio y fundamento visible de la unidad diocesana, conformada a imagen de la universal; es sucesor de los Apóstoles, con plenitud del sacerdocio ministerial; predicador de la Palabra de Dios, y servidor de los misterios y de la caridad de Cristo. Así su lema: “Omnia in caritate” (Todo en caridad). La ordenación episcopal es manifestación simbólica de qué es el obispo y cuáles sus tareas, y dos son los elementos que expresan tal identidad y tarea: la Plegaria de Ordenación y la imposición de manos de los obispos ordenantes. Por ello se le confiere el don del Espíritu Santo para su episcopado.

La Plegaria de Ordenación es amplia, pero esto es lo fundamental: “Infunde (Padre) ahora sobre éste tu elegido la fuerza que de ti procede: el Espíritu de gobierno que diste a tu amado Hijo Jesucristo, y Él, a su vez, comunicó a los Santos Apóstoles, quienes establecieron la Iglesia como santuario tuyo en cada lugar, para gloria y alabanza incesante de tu nombre”. Elegido para su ministerio, recibe la fuerza de Dios: el Espíritu de gobierno, el mismo Espíritu recibido del Padre, por Cristo y comunicado a los Apóstoles que han poseído, antes de los obispos, ese Espíritu. Son sus continuadores en el tiempo, sucesión apostólica, como los Apóstoles sucedieron a Cristo, es el Maestro, con plenitud del Orden sacerdotal y Pastor de su grey.

La elección del obispo no es pura decisión humana. Constituido en su ministerio (servicio) por la ordenación de ella recibe la fuerza que se concreta en el Espíritu que le capacita para su misión en la diócesis. Esto que constituye la entraña de la identidad y misión del obispo, es lo que su Iglesia debe entender y ayudarle a realizar. Es una fecha grabada en el calendario diocesisano y que cada año será actualizada como memorial de tal acontecimiento.

El ritual. Sale la procesión de todo el pueblo de Dios, de la iglesia de Sta. Eufemia hacia la Catedral, y al llegar al Pórtico del Paraíso el obispo preconizado, el deán le da a besar la cruz, le entrega el hisopo y, según la tradición, le toma juramento de guardar las costumbres de la Catedral. El ordenante principal, llegados al altar, inicia la Misa como de costumbre, y después de la liturgia de la Palabra, proclamado el Evangelio, comienza la ordenación con la invocación del Espíritu Santo (“Veni Creator Spiritus”) y un presbítero pide la ordenación. Un miembro del Colegio de Consultores lee el “Mandato Apostólico” del Papa y luego el ordenando es presentado al ordenante principal, quien pronuncia la homilía.

Terminada ésta, el ordenante principal interroga al candidato sobre sus obligaciones. Después, estando todos de rodillas, se cantan las letanías de los santos con el candidato postrado boca abajo. Terminan las letanías con una oración del ordenante principal y a continuación, primero el ordenante principal y luego los demás obispos, imponen las manos al candidato y seguidamente el obispo principal le impone los Evangelios sobre la cabeza. Los sostienen dos diáconos hasta el final de la Plegaria de ordenación. Por este gesto y oración queda constituido obispo. Sigue la unción con crisma en la cabeza, la entrega de los Evangelios, el anillo (señal de fidelidad), la mitra (símbolo de santidad), el báculo (signo del cuidado pastoral), toma posesión de la cátedra y le abrazan los demás obispos continuando él presidiendo la celebración. Al final, da gracias por el ministerio recibido y recibe la felicitación de los presbíteros y de todo el pueblo de Dios.

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