Los guerreros de terracota de Xián fascinaron al ourensano desde hace más de una década. El misterio de la conservación de estos milenarios guerreros tiene respuesta: la tierra.
En la misma semana en la que María Martinón-Torres publica este importante estudio que puede cambiar la historia de la evolución humana, su hermano, el arqueólogo Marcos Martinón, hallaba respuestas a una investigación en la que lleva años metido. Los guerreros de terracota de Xián fascinaron al ourensano desde hace más de una década. El misterio de la conservación de estos milenarios guerreros tiene respuesta: la tierra.
El estudio está publicado en la revista Scientific Reports, por investigadores de laUniversity College de Londres, entre los que está el ourensano Marcos Martinón-Torres, que lidera el proyecto y que actualmente trabaja en la Universidad de Cambridge. Al parecer, la técnica de conservación que se creía hasta ahora–una especie de barniz en las armaduras de los guerreros–no era tal. La respuesta está en la composición química y las características del suelo, que mantuvieron intactos a estos guerreros. Una especie de "casualidad".
Hallados en 1974
En la provincia china de Shaanxi, en marzo de 1974, aparecieron los guerreros de terracota de Xián. Un hallazgo sorprendente que dio la vuelta al mundo y que encandilaría al arqueólogo ourensano más tarde. En este lugar encontraron un ejército de 8.000 soldados enterrados, con caballos de terracota. Sus armaduras se conservaban a la perfección y las investigaciones posteriores creían que era por una especie de barniz. Ahora un ourensano asegura que no.
