La Policía acaba de remitir al Instituto Nacional de Consumo colillas de la marca Chesterfield que fueron encontradas en la azotea del piso de Burgos donde se cometió el triple asesinato del matrimonio formado por la verinense Julia dos Ramos y el burgalés Salvador Barrio y su hijo menor de 12 años (el 7 de junio del 2004) para un análisis químico. La prueba fue solicitada por la acusación particular para aclarar si podrían tener vinculación con el principal sospechoso del crimen y si hubo alteración de pruebas.
El Instituto Nacional de Consumo realizará un análisis químico de unas colillas de la marca Chesterfield que fueron encontradas en la azotea del piso de Burgos donde se cometió el crimen del matrimonio formado por la verinense Julia dos Ramos y el burgalés Salvador Barrio además de su hijo menor de 12 años (el 7 de junio del 2004).
La Policía acaba de remitirlas al citado centro porque carece de medios para realizar dicho examen, que determinará si fueron consumidas mediante algún tipo de boquilla o filtro (ya que no se pudo extraer ADN de ellas) o bien se dejaron consumir (no estuvieron en boca) y si, por tanto, fueron susceptibles de ser colocadas premeditadamente en la azotea (sustituidas por las originales halladas el día del crimen) tiempo después del asesinato.
Esta prueba fue solicitada por la acusación particular personada en el caso, que está integrada por cuatro tíos del principal sospechoso, el hijo de las víctimas, Rodrigo Barrio. El abogado Adolfo Taboada afirma que es de vital importancia conocer si se produjo el cambiazo de las colillas (con fecha posterior al crimen) porque en la azotea habían aparecido 13 ó 14 de diversas marcas, pero sólo las de Chesterfield (marca cuyo consumo la Policía vinculó a Rodrigo Barrio) no contenía ADN.
Las colillas de la azotea estaban muy cerca de una pisada en polvo de una zapatilla similar a la que apareció ensangrentada en una puerta del piso donde se cometió el crimen y que pertenece al autor del asesinato.
Taboada explica que la Policía había comprobado que el asesino volvió al escenario del crimen tiempo después del asesi nato para alterar pruebas en el interior de la casa, concretamente despareció un paquete de Chesterfield que Rodrigo Barrio escondía en el armario y fueron hallados dos paquetes de Lucky detrás de un bidé del cuarto de baño. La investigación de las colillas no es porque sí. Creemos que hay una relación con las pruebas alteradas en el interior del piso. Rodrigo Barrio había sido interrogado por las colillas. Fumaba Chester pero llegó a negar que consumiese esta mar ca y hay que clarificar si pudo si pudo sustituir las colillas por otras sin consumir para que no se le vinculase con la huella de la zapatilla sobre polvo hallada en la azotea, cuenta Taboada. Además, se analizarán fotografías tomadas en fechas distintas.
Un informe denegado
El caso del triple asesinato de Burgos sigue abierto y la Policía continúa la investigación manteniendo como principal sospechoso al hijo y hermano de las víctimas, Rodrígo Barrio, que cuando sucedieron los hechos era menor (tenía 16 años). El abogado que lleva la acusación particular Adolfo Taboada señala que todavía hay otras pruebas pendientes, además de la de las colillas, co mo es el volcado de datos del ordenador de Rodrigo Barrio.
Sin embargo, lamenta que la Fiscalía del Juzgado de Menores de Burgos no tuviese en cuenta unos cuadernos que aportamos con dibujos macabros y también que fuese denegado el desarrollo de un informe pericial sobre la personalidad del joven sospechoso.
Se hizo un informe forense que, para nosotros, no es correcto porque recoge entrevistas de una tía y novia de Rodrigo Barrio y, por tanto, no nos parece objetivo, detalla Taboada. No obstante, afirma que tenemos confianza en que el caso se esclarezca.
La Policía acaba de remitirlas al citado centro porque carece de medios para realizar dicho examen, que determinará si fueron consumidas mediante algún tipo de boquilla o filtro (ya que no se pudo extraer ADN de ellas) o bien se dejaron consumir (no estuvieron en boca) y si, por tanto, fueron susceptibles de ser colocadas premeditadamente en la azotea (sustituidas por las originales halladas el día del crimen) tiempo después del asesinato.
Esta prueba fue solicitada por la acusación particular personada en el caso, que está integrada por cuatro tíos del principal sospechoso, el hijo de las víctimas, Rodrigo Barrio. El abogado Adolfo Taboada afirma que es de vital importancia conocer si se produjo el cambiazo de las colillas (con fecha posterior al crimen) porque en la azotea habían aparecido 13 ó 14 de diversas marcas, pero sólo las de Chesterfield (marca cuyo consumo la Policía vinculó a Rodrigo Barrio) no contenía ADN.
Las colillas de la azotea estaban muy cerca de una pisada en polvo de una zapatilla similar a la que apareció ensangrentada en una puerta del piso donde se cometió el crimen y que pertenece al autor del asesinato.
Taboada explica que la Policía había comprobado que el asesino volvió al escenario del crimen tiempo después del asesi nato para alterar pruebas en el interior de la casa, concretamente despareció un paquete de Chesterfield que Rodrigo Barrio escondía en el armario y fueron hallados dos paquetes de Lucky detrás de un bidé del cuarto de baño. La investigación de las colillas no es porque sí. Creemos que hay una relación con las pruebas alteradas en el interior del piso. Rodrigo Barrio había sido interrogado por las colillas. Fumaba Chester pero llegó a negar que consumiese esta mar ca y hay que clarificar si pudo si pudo sustituir las colillas por otras sin consumir para que no se le vinculase con la huella de la zapatilla sobre polvo hallada en la azotea, cuenta Taboada. Además, se analizarán fotografías tomadas en fechas distintas.
Un informe denegado
El caso del triple asesinato de Burgos sigue abierto y la Policía continúa la investigación manteniendo como principal sospechoso al hijo y hermano de las víctimas, Rodrígo Barrio, que cuando sucedieron los hechos era menor (tenía 16 años). El abogado que lleva la acusación particular Adolfo Taboada señala que todavía hay otras pruebas pendientes, además de la de las colillas, co mo es el volcado de datos del ordenador de Rodrigo Barrio.
Sin embargo, lamenta que la Fiscalía del Juzgado de Menores de Burgos no tuviese en cuenta unos cuadernos que aportamos con dibujos macabros y también que fuese denegado el desarrollo de un informe pericial sobre la personalidad del joven sospechoso.
Se hizo un informe forense que, para nosotros, no es correcto porque recoge entrevistas de una tía y novia de Rodrigo Barrio y, por tanto, no nos parece objetivo, detalla Taboada. No obstante, afirma que tenemos confianza en que el caso se esclarezca.
