Justo Lacunza reflexiona en el Foro La Región sobre la situación de los musulmanes en el mundo

‘El Islam es mucho más que los turbantes, como Occidente es más que las minifaldas’

Orgulloso de su cristianismo, Justo Lacunza, rector emérito del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islamistas de Roma, ofreció ayer la conferencia ‘Identidades musulmanes en el mundo: ¿diálogo o confrontación?, en el Centro de Desenvolvemento Caixanova, como parte del Foro La Región. Explicó que ‘el mundo islámico es complejo si se quieren entender sus leyes y manifestaciones’, que ‘su cultura no es estática, ni monolítica’, y que ‘se necesitan muchas corrientes de interpretación para comprender los laberintos de la sabiduría musulmana’.
De su muñeca se saca el reloj y lo coloca en la mesa para medir el tiempo, sonríe, saluda al público, muestra unos folios y dice: ‘Voy a desgranar lo que he escrito en estos papeles, unos se sorprenderán, otros encontrarán ecos en sus vivencias, mientras que otros se harán preguntas como las que yo me hago cuando escribo algo sobre el Islam’. Con estas palabras, Justo Lacunza, rector emérito del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islamistas de Roma, abrió la conferencia ‘Identidades musulmanes en el mundo: ¿diálogo o confrontación?, en el Centro Caixanova.

‘Es un motivo de honor y satisfacción estar en Ourense’, comenzó diciendo, ‘pues me trae muy buenos recuerdos de los años 50 cuando aprendí geografía y descubrí que el Miño es el río más grande de la provincia’. Añadió que más tarde descubrió que a la toponomía de ‘Orense’, se le había agregado una ‘u’, después de la ‘o’, para recordar las raíces gallegas y reafirmar su pasado, y para introducirse de lleno en el tema del Islam -’que es mucho más que los turbantes, como Occidente es más que las minifaldas’-, aclaró que la misma búsqueda de raíces en el pasado es la que viven las identidades musulmanes, ‘de las que hoy toca hablar’.

Explicó que tras todos sus años de investigación y estudios de estas culturas ha llegado a tres grandes conclusiones: que ‘el mundo islámico es complejo, variado y complicado si se quieren entender sus leyes y manifestaciones’, que ‘su cultura no es estática, ni monolítica, ni agarrotada’, y que ‘se necesitan corrientes de interpretación para comprender los laberintos de la sabiduría musulmana’. Pero ¿cuál es la solución para que el Islam se integre a Occidente sin miedo a confrontaciones? Su respuesta: ‘la palabra’, para Lacunza ‘el instrumento más extraordinario para edificar un futuro mejor, más poderoso que el armamento militar y más incisivo que los avances tecnológicos’.

’El pluralismo de culturas es un patrimonio universal’

Otro de los puntos que Lacunza tocó durante su ponencia fue que en los países musulmanes no existe una autoridad religiosa a nivel mundial que regule las distintas etnias y culturas dentro del Islam. En ese sentido, matizó que ‘el pluralismo de culturas y religiones forman parte del patrimonio histórico del mundo en el que vivimos’. Puntualizó que el Islam ‘es más que el velo y los turbantes, como Occidente es más que los vaqueros y las minifaldas’. En ese sentido, explicó que el diálogo es el motor del entendimiento, y ‘es la mejor muestra de la generosidad intelectual, pues sólo así podremos convivir con las distintas identidades y culturas musulmanas’.

En cuanto al aspecto económico recordó que en El Cairo actualmente viven dos millones de personas gracias a la basura y a los desperdicios, y señaló que los gobiernos occidentales no han puesto manos a la obra para arreglar esta situación, incluso matizó que ‘nos hemos precipitado en salvaguardar el sistema financiero, pues la crisis mundial es un problema que sí tiene culpables’.

Por último, agregó que la constitución de los países musulmanes ‘no garantiza’ la libertad religiosa, y que eso ‘a los países occidentales no les quita el sueño’.

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