El portavoz de Democracia Ourensana (DO), Gonzalo Pérez Jácome, decidió dar ayer un paso más allá de las lógicas discrepancias entre gobierno y oposición en el Concello de Ourense.
Una vez finalizada la habitual junta de área de Urbanismo de los miércoles, registró un escrito dirigido al alcalde para pedir que la concejala responsable, Áurea Soto, 'sea sometida a evaluación psicológica ya que tememos podría sufrir algún problema emocional que le impide llevar a cabo, al menos transitoriamente, su labor de presidencia de juntas de área, en las que se requiere interacción con las personas'. El alcalde de la ciudad, Francisco Rodríguez, ya se pronunció ayer al respecto, para calificar de 'gravísimas' las manifestaciones y el escrito del concejal de la oposición, por lo que tomará las medidas que le aconseje el servicio jurídico municipal. Soto, por su parte, prefiere que este asunto salga a la luz para que los ciudadanos puedan conocer el comportamiento del edil de DO.
Pérez Jácome basa su petición en los 'procederes surrealistas' que, a su juicio, adoptó la edil, todo ello porque comunicó a los dos grupos de la oposición que agilizasen sus peticiones porque tenía prisa (estaba pendiente de una reunión). El mismo concejal de DO reconoce textualmente en su escrito que 'nos ha dicho que fuésemos a toda prisa y que no atendía a ruegos ni preguntas porque tenía prisa'. Realmente, Áurea Soto comenzó la junta de área a las doce en punto del mediodía (la hora prevista), pero todavía faltaban por llegar la mayoría de los concejales. Temiendo un retraso que le impediría cumplir con su agenda, advirtió de ello e incluso pensó en ausentarse aunque, como el portavoz del PP, Rosendo Fernández, dijo que si ella (presidenta de la reunión) se iba, también lo haría su grupo, decidió quedarse, insistiendo, con todo, en pedir la agilización de sus preguntas.
Rosendo Fernández no quiso ayer condenar la actitud de Jácome, aunque reconoce que él no presentaría un escrito reclamando la 'evaluación psicológica' de un concejal. Eso sí, remachó, 'en privado le diría al alcalde que tuviera cuidado con esta concejala porque su comportamiento no es el adecuado. Cuando ella no está (Soto faltó a algunas de estas reuniones) todo transcurre con normalidad y cuando está, siempre hay follón'. Por ello, Fernández tiene 'dudas de que esté capacitada para ejercer la función pública'. Dijo que, en todo caso, Jácome, que ya planteó la evaluación dentro de la junta de área, pidió allí un examen, pero 'psiquiátrico', de Soto.
El alcalde insistía después de la junta en que la petición de DO es 'intolerable e gravísima', si bien 'non me atrevo a dicir nada mentres non consulte cos xurídicos'. En este sentido, el alcalde quería analizar en profundidad el escrito presentado antes de realizar una valoración más detallada al respecto. A la concejala, sin embargo, no le llamó la atención que Jácome pidiera su evaluación psicológica porque esta actitud 'es sistemática' por parte de los dos grupos de la oposición. Soto, que reconoció que tenía prisa en la reunión, aseguró que 'mi comportamiento no es grosero ni maleducado'.
Pérez Jácome basa su petición en los 'procederes surrealistas' que, a su juicio, adoptó la edil, todo ello porque comunicó a los dos grupos de la oposición que agilizasen sus peticiones porque tenía prisa (estaba pendiente de una reunión). El mismo concejal de DO reconoce textualmente en su escrito que 'nos ha dicho que fuésemos a toda prisa y que no atendía a ruegos ni preguntas porque tenía prisa'. Realmente, Áurea Soto comenzó la junta de área a las doce en punto del mediodía (la hora prevista), pero todavía faltaban por llegar la mayoría de los concejales. Temiendo un retraso que le impediría cumplir con su agenda, advirtió de ello e incluso pensó en ausentarse aunque, como el portavoz del PP, Rosendo Fernández, dijo que si ella (presidenta de la reunión) se iba, también lo haría su grupo, decidió quedarse, insistiendo, con todo, en pedir la agilización de sus preguntas.
Rosendo Fernández no quiso ayer condenar la actitud de Jácome, aunque reconoce que él no presentaría un escrito reclamando la 'evaluación psicológica' de un concejal. Eso sí, remachó, 'en privado le diría al alcalde que tuviera cuidado con esta concejala porque su comportamiento no es el adecuado. Cuando ella no está (Soto faltó a algunas de estas reuniones) todo transcurre con normalidad y cuando está, siempre hay follón'. Por ello, Fernández tiene 'dudas de que esté capacitada para ejercer la función pública'. Dijo que, en todo caso, Jácome, que ya planteó la evaluación dentro de la junta de área, pidió allí un examen, pero 'psiquiátrico', de Soto.
El alcalde insistía después de la junta en que la petición de DO es 'intolerable e gravísima', si bien 'non me atrevo a dicir nada mentres non consulte cos xurídicos'. En este sentido, el alcalde quería analizar en profundidad el escrito presentado antes de realizar una valoración más detallada al respecto. A la concejala, sin embargo, no le llamó la atención que Jácome pidiera su evaluación psicológica porque esta actitud 'es sistemática' por parte de los dos grupos de la oposición. Soto, que reconoció que tenía prisa en la reunión, aseguró que 'mi comportamiento no es grosero ni maleducado'.
