El doctor Joaquín Cubiella preside la Academia Médico Quirúrgica desde el mes de junio. Son dos años de mandato, hasta el 2019 por tanto. Ayer, en el centro cultural Marcos Valcárcel, arrancó el programa de conferencias del curso con la charla "Nuevos perfiles profesionales para la sanidad ourensana del futuro", a cargo de Dionisio López Bellido, gerente de la EOXI de Ourense, Verín y Barco.
¿Qué supone para usted estar al frente de la institución?
Mucha responsabilidad y mucha ilusión. Responsabilidad porque es un proyecto compartido por médicos de la provincia de Ourense, se trata de mantenerlo vivo. E ilusión porque la academia hace muchas cosas pese a la limitación de medios. Hemos confeccionado una programación en el que prima el debate, la confrontación de ideas.
¿Satisfecho con el programa?
Sí, aunque han quedado cosas fuera. Pero tenemos dos años por delante. Compagina ponentes de fuera y de dentro de la comunidad autónoma y aporta mucho. Es un programa transversal.
¿Cuál es la salud de la medicina?
A ver, siempre es mejorable. Eso por delante. Pero tengamos claro que tanto el sistema sanitario gallego como el español es de calidad, diría incluso que barato, con un ratio entre gasto y resultado bastante favorable. Yo siempre digo que el sistema de salud es un patrimonio de todos los ciudadanos.
¿Qué carencias percibe en la provincia de Ourense?
Más que carencias, lo que hay son grandes retos, por ejemplo la conexión de una provincia del interior con una población muy envejecida. Ourense puede ser algo así como un laboratorio de aquello que va a pasar en Europa en los próximos años. Es en gran medida una población mayor a la que hay que atender de forma razonable. Y luego está la dispersión rural, un tema complicado por muchos recursos que pongamos. Tenemos que conseguir un equilibrio entre lo que tenemos y lo que se necesita. Y avanzar en las políticas de investigación.
Le apasionará este mundo...
Soy médico, esta profesión forma parte importante de mi vida casi sin querer. Fui tomando decisiones por exclusión. La medicina no era mi primera opción cuando estudiaba, era la biología, me parecía más global. Pero estoy contento, ahora veo que he hecho bien. Ser médico son muchas cosas, no sólo ser hábil con las manos. Es una profesión muy bonita que se puede ejercer de muchas maneras diferentes.
Lleva poco, pero ¿es la academia por dentro lo que usted veía desde fuera?
Sí, no me ha sorprendido lo más mínimo. La conocía de acudir a actos y de colaborar, luego, cuando la anterior presidenta, Concepción Vitoria, me propuso la presidencia, no le pude decir que no. Básicamente porque me parece un proyecto vivo, me parece una institución muy transparente, con mucha gente implicada, diría que es una especie de ONG. A mí lo que me toca es catalizar todo este caudal de conocimientos.
Acaba de llegar, pero ¿cómo le gustaría que le recordasen?
Como que no he metido la pata... Por haber mantenido una institución viva, con mucha gente deseosa de participar. Por lo demás, no me gustaría ser recordado por nada especial, no tengo necesidad de serlo, si acaso por ser uno más de la veintena de presidentes que ha tenido la academia.
