José Antonio Viñas: 'Al público les gusta nuestra retranca'

Queixumes dos pinos durante una actuación.
José Antonio Viñas (Ourense, 1977) uno de los fundadores de ‘Queixumes dos Pinos’, que cumple 15 años como uno de los grupos de referencia en Galicia.
Quince años al frente de ‘Queixumes dos Pinos’. ¿Cómo se siente?

Me siento muy emocionado, porque además suponen 15 años de mucha dedicación y esfuerzo. Por lo demás, tengo una mezcla de sentimientos contradictorios que son difíciles de explicar, entre felicidad y cansancio cuando ahora echo la vista atrás. Ha sido, por eso, un período en el que todos los componentes de la formación han demostrado mucha ilusión y donde la cooperación entre todos ha sido determinante para llegar donde hemos llegado.

¿Se acuerda del día que colgó un cartel en el colegio donde estudiaba en el que pedía miembros para un grupo de baile?

Claro que sí... Ya llovió desde entonces. Yo tenía 15 años y eso fue en el colegio público de Pereiro de Aguiar. Si me pregunta por los motivos, debo decir que por aquella época mi modo de ver el folclore gallego no encajaba en la visión y filosofía del baile que había, aunque supongo que a esta edad todo el mundo es un poco idealista. Recuerdo cuando mi padre me decía: ‘José, ¿estás seguro?’. A los pocos días de poner el letrero, ya se habían apuntado 12 o 13 chavales. Y así comenzamos. Yo tocaba la pandereta también. La primera actuación que hicimos fue en 1995, en una romería. Con el tiempo, nos instalamos en el barrio de O Couto y hasta hoy.

¿Y si le nombro a Eduardo Pondal, qué me diría?

(Lo piensa un momento). Un escritor al que se le ha dado menor relevancia que a otros escritores de su generación. Además, a él le debo el nombre del grupo. ‘Queixumes dos Pinos’ es el título de un poema suyo.

¿Cómo empezó su interés por el folclore gallego?

Fue a los 11 años, más o menos, cuando mi madre me apuntó a la Escola de Danzas, que funcionaba en los bajos del actual Conservatorio de Música. Pese a que empecé un poco obligado, como digo, siempre me apasionó el baile. Creo que la ‘vena’ artística es lo que hace que alguien entre en un grupo así. En mi caso, la ayuda de mi familia, sobre todo de mi madre, fue determinante. También debo mencionar a Javier Coya, el fundador de la Escuela de Danza ‘Toca-baila’, de Velle, y que me trató como a un hijo, la verdad. Me enseñó muchísimo sobre el baile, aunque también mucho sobre el trato con la gente.

Tradición y modernidad, ¿son términos contrapuestos?

No, no lo creo. Más bien creo que más que palabras contrapuestas deberían ser complementarias. En este debate, la clave estaría en conseguir un equilibrio. Sí es cierto que la gente piensa que todo aquello que huele a antiguo es rancio, pero es todo lo contrario: todo el mundo viene de una tradición. De esta forma, sabemos adónde vamos porque sabemos de dónde venimos.

¿Cómo cree que ve Galicia el resto del mundo?

La percepción, por lo general, es buena, aunque evidentemente existe cierto desconocimiento sobre ciertas cosas, como es nuestro caso. Por eso, creo que el folclore es un embajador fundamental de Galicia para el resto de países y, por este motivo, debería contar con más ayudas económicas.

En vuestro caso, ¿cómo os financiáis?

‘Queixumes dos Pinos’ se sufraga a través de la autofinanciación de los integrantes de la formación, que tiene cerca de 600 personas. Por otro lado, contamos con la colaboración de las instituciones como el Concello de Ourense, la Diputación y la Xunta.

Volviendo atrás, ¿qué dice el público de otros países cuando os ve?

Hemos actuado en Francia, Italia, Luxemburgo, Chipre, Grecia o Rumanía, por ejemplo. Intentamos llevar un espectáculo atractivo para que vean que los gallegos somos un pueblo moderno. Lo que más les llama la atención se refiere al vestuario, que les apasiona, una vez que nos ven actuar. También el ritmo que aportamos los integrantes del grupo siempre sobre el escenario, donde intentamos dar mucho dinamismo, además de gustarles la cercanía del folclore que transmitimos, y sin olvidar nuestra retranca (ríe). A los festivales llevamos dos o tres espectáculos para mostrar una variedad lo más amplia posible de nuestras tradiciones. Pero lo que más me gusta es el ‘plus’ de cooperación que siempre demostramos cuando subimos a un escenario.

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