José Manuel Salgado: “Querer ser cura es impactante, no es una vocación de moda"

Durante el último año solo dos jóvenes tomaron la decisión de ordenarse sacerdotes en la provincia de Ourense. Y este dato se asemeja a los registrados el pasado lustro. Ser cura no es la profesión de moda y la diócesis se vale de otros jóvenes que ya practican el oficio para captar u orientar a aquellos que aún no tomaron una decisión. Es el caso del delegado del seminario, José Manuel Salgado, quien a sus 30 años y, tras ser ordenado sacerdote en 2016, trata con aquellos que buscan respuestas acerca de la vocación eclesiástica. Según la memoria del Obispado del 2020 (el año de la pandemia), en la provincia hay un cura para cada 1.100 habitantes y un catequista para cada 472 personas. Del total de la población, un 15% (45.120 habitantes) no están bautizados. Las actividades celebrativas más habituales son el bautizo y la comunión, muchas veces elegidos por los progenitores y no por voluntad propia de los adultos. En el año de la pandemia se celebraron 61 confirmaciones y 79 uniones. En los seis primeros meses de 2021 se registraron 29 matrimonios. ¿Qué ocurre en la provincia?, ¿Por qué falta vocación? José Manuel Salgado saca sus propias conclusiones. ¿Los jóvenes ya no quieren ser curas? Hay menos jóvenes en general porque la natalidad ha caído, especialmente en Ourense. Además, en la sociedad actual la fe cristiana no es como hace unos años. La esperanza es que sigue habiendo unos pocos que se lo plantean. Un chico que se lo plantee va a tener muchas cosas en contra. ¿Qué impedimento podría encontrar un aspirante a sacerdote? Muchas veces su propia familia, que puede oponerse. Decir que vas a ser sacerdote causa un gran impacto. No es lo habitual, la vocación sacerdotal no está de moda. Pero yo les diría que no tengan miedo, el único camino a la felicidad es responder a esa llamada. Y usted, ¿cómo dio el paso? Yo nunca quise ser cura, si me lo hubiesen dicho en el pasado me parecería una locura. Yo estudié en el instituto de A Carballeira. Hice el bachillerato científico, me apasionaban las ciencias y quería estudiar bioquímica. Pertenezco a una familia cristiana pero no especialmente. Sin embargo, empecé a conocer a adolescentes que eran cristianos. Aquel ambiente me llamaba la atención y una vez que me encontré con el testimonio de un joven sacerdote, descubrí que era mi camino. ¿Está dañada la imagen de la Iglesia? Por un lado sí, hay pensamientos sobre los sacerdotes basados únicamente en las malas noticias que salen de unos pocos. Pero por otro lado, la Iglesia es muy valorada por su labor social. Lo vemos con temas como Ucrania, la gente nos llama a nosotros para colaborar. Hay confianza hacia nuestra labor social, pero ha habido escenas negativas y tenemos un poco de todo. ¿Cómo se ayuda desde la Iglesia a Ucrania? Para empezar, los que tenemos fe debemos rezar mucho. Segundo, estar dispuestos a acoger a refugiados, tratar de ayudarlos. Después, hay otras opciones para donar y contribuir a través de las asociaciones. Yo tengo miedo a que nos acostumbremos a la guerra como hemos hecho con otros males. Ojalá queramos seguir ayudando siempre.