Jovem espanhol namora a rica herdeira

A propósito y a modo de complemento de un artículo de Antonio Piñeiro sobre la emigración de principios del siglo XX a Brasil de unos gallegos triunfadores, entre los que figura Luis Villarino, de familias arraigadas en Xinzo de Limia, en tantos y diversos negocios que les situaron como personalidades de la economía en el gigante sudamericano.

Luis Villarino, encomienda del Mérito Civil y creador de un banco, además de múltiples negocios, tenía por adoptada a Marlene, que cada año, allá por el verano entre los 80 y pasados los 90 del transcurrido siglo acudía a Xinzo para pasar unas vacaciones en compañía de su marido José Becerra Urtiaga, más conocido por Pim, que era hijo de una renombrada maestra, Carmen Urtiaga y de Manuel Becerra, ambos de familias muy estimadas en la comarca. Pim y Marlene, en su enamoramiento habían sido plasmados en la prensa carioca: “Jovem espanhol namora co seu violín a rica herdeira”, que así fue como Pim después de obtener la licenciatura en Derecho por la Universidad de Oviedo conoció a Marlene de vacaciones en Xinzo y se fue a Brasil siguiéndola, con su violín con el que tocaba en la tuna universitaria ovetense y con él se iría a Rio de Janeiro donde posteriormente se casaría con la rica heredera, tendría tres hijas: Carminha, Áurea y Ana Paula, y un hijo, Luis; dos de ellas dedicadas a la moda, Carmen como modelo, y Áurea como diseñadora, mientras la tercera, licenciada en deportes, formó parte del equipo olímpico de natación sincronizada de Brasil en la Olimpiada de Barcelona 92. Ana Paula que así se llama la hija menor, aún nos haría unas demostraciones de esta disciplina en la piscina allá por el verano del 92.

Marlene y Pim, iban cada verano a Xinzo para ver a la madre de él, a parientes, los Romero Becerra, y a amigos, aprovechando para hacer algunos viajes por Europa, y él más que tocar el violín le dio por la viola, como en Brasil llaman a la guitarra a la que sacaba sones románticos, que solo tocaba en sus escapadas de Río, donde asentado con negocios de supermercados, llamados allá, atacados, que sí lo fueron varias veces y en uno de los atracos para no perder el dedo tuvo que entregar un valioso anillo que le hizo sudar porque el anillo no salía y la amenaza de mutilación, inminente. Pero el más peculiar de sus negocios, en el Nordeste de Brasil, en las ardientes tierras dos cangaçeiros, esos bandidos que despojaban a los ricos para dar a los pobres, tan bien reflejados en los filmes de Glauber Rocha, donde había levantado una fábrica de curtido de pieles, de las muchas de animales salvajes que por allí se cazaban, que fue su último negocio de los tantos emprendidos de los que continuador su hijo y Áurea la citada hija, diseñadora de bolsos establecida en Ipanema.

En Río de Janeiro, en el café Senac Villarino de la playa de Ipanema, se reunían literatos, compositores, políticos; hoy permanece a modo de museo de los fundadores de la bossa nova, entre los que Tom Jobim y Vinicius de Morâes, que se definía como o diplomata e poeta branco mais preto do Brasil (el diplomático y poeta blanco más negro de Brasil), que en su más celebérrima bossa poemada por él y musicada por Antonio Carlos Jobim, a “Garota de Ipanema”, acaso la más difundida mundialmente de las canciones por antonomasia de la nova cançâo, ese estilo que promovieron entre otros el cocreador Joâo Gilberto, Chico Buarque de Holanda, Joâo Bosco, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Roberto Menescal, Tania María… y las cantantes Elis Regina, María Bethania, Marisa Monte, Gal Costa, y difundió con su piano y pies descalzos por todos los países de habla inglesa, Eliane Elías, mientras Pim, en contacto con aquellos monstruos de la bossa, nos traía cada verano sus ritmos sacados de la guitarra y, sobre todo, haciendo sonar cualquier instrumento de percusión, cuál maestro; con una caja de cerillas, imitaba a ese virtuoso del golpeo de cualquier cosa de la que extraía deliciosos sonidos llamado Cirio Monteiro. A Pin aunque no llegamos a oírle tocar el violín, un instrumento del que carrera hizo en el Conservatorio de Oviedo, constancia teníamos de que bien lo tañía.

El sin par Pim nos dejaría hace unos cuantos años; sus hermanos menores: Sonio, Nené, Carlos, también; de aquella familia de cinco hermanos solo resta Víctor, médico formado en Alemania, ejerciente desde siempre en el país germano donde creó una familia con Cristina, ciudadana alemana, con la que Víctor aparecía por Xinzo en sus vacaciones; ahora, perdidos muchos amigos y parientes, más temporadas pasa en Puente San Miguel, en Cabezón de la Sal, Cantabria, donde los Urtiaga originarios ligados con la producción de electricidad.

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