Once alumnos participan desen el taller ‘Os segredos das pedras’ y sus excavaciones

Jóvenes arqueólogos indagan en el Museo

Los asistentes al curso participan en una excavación.  (Foto: José Paz)
Son jóvenes, les interesa la historia y les apasiona la arqueología. Fruto de esos tres ingredientes, el Museo Arqueolóxico abrió ayer sus puertas al taller ‘Os segredos das pedras’ en el que 11 alumnos viven su particular vida de arqueólogos.
Bajo el sugerente título de ‘Os segredos das pedras’, el Museo Arqueolóxico provincial acoge desun taller teórico-práctico en el que sus jóvenes participantes, con edades de entre 11 y 15 años, tienen la posibilidad de acercarse de una forma real a la vez que divertida a los entresijos de la labor arqueológica.

Once improvisados arqueólogos deambulan estos días entre los restos de pura historia que alberga el recinto y colaboran, aunque de forma simbólica, en nuevos descubrimientos, metidos de lleno en un trabajo de campo donde las excavaciones se envuelven de un halo de realidad con mucho material por descubrir en el terreno a excavar, incluso piezas auténticas, cedidas para la ocasión por el museo por tratarse de piezas sin valor al estar descontextualizadas. ‘Queremos hacer algo serio y que los jóvenes participen de las labor de los arqueólogos y los museos de la manera más fiel posible. Esto no es un campamento’, explica la directora del taller, Begoña Garrido.

Y los asistentes gozan con esa realidad, que es lo que les hace sentirse por unos días como auténticos arqueólogos y les da la capacidad de ampliar sus conocimientos sobre la historia que les ha precedido. En las clases teóricas preguntan, en la sesiones prácticas se afanan. De todo ello aprenden que lo que sale en los libros viene de algo, como resalta Garrido.

Hasta el Museo Arqueolóxico han llegado por su especial atracción por el mundo de la arqueología y un interés singular por la historia, aunque en la mayoría de ellos no acabe transformándose en la profesión que labre su futuro. De hecho, el taller es la respuesta del museo a la petición de los propios jóvenes que participaron el pasado año. El nivel teórico subió pero también el agrado de los alumnos. A esta forma activa de impartir clases de historia le han salido adeptos incondicionales.

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