TRIBUNALES / OURENSE

El juez abronca a dos jóvenes que arrojaron piedras a la A-75

OURENSE. 25.06.2015. PENAL 2, JUICIO POR ARROJAR PIEDRAS A LA AUTOVIA. FOTO: MIGUEL ANGEL
photo_camera Iago Castro, en la imagen, y Bruno, por videoconferencia. (MIGUEL ÁNGEL)

Aceptaron la pena pero el magistrado les advirtió que lo que habían hecho fue "una salvajada"

Dos jóvenes condenados por un delito contra la seguridad vial salieron de la sala de vistas del Juzgado de lo Penal 2 con la sentencia de conformidad bajo el brazo y sin interrogatorio, pero también con una reprimenda de órdago por parte del juez César Saco. El togado que iba enjuiciar el caso los invitó a reflexionar sobre "la salvajada" que habían protagonizado en la noche del 11 de agosto de 2011. Más aún, les dio a entender que hasta habían tenido suerte en este lance. En caso de que este juez hubiera asumido la instrucción (fue en Verín), el procedimiento estaría encaminado hacia una pena más agravada. En su alegato, les recordó que sólo la fortuna evitó que sucediese una desgracia para los automovilistas que a esa hora transitaban por la A-75 (Verín-Chaves).

Uno de los chicos amagó con disculpar su acción en base a que habían bebido, aunque el juez no le dio la mínima tregua porque, según les recordó en tono displicente, su actuación no tenía justificación posible.


Acuerdo para la pena

Bruno Biank Vieira da Silva Ferreira (25 años) y Iago Castro Rodríguez (24) aceptaron la pena tras un acuerdo entre sus abogados y la fiscal porque reconocieron que arrojaron, desde un puente elevado, a 6,40 metros de altura, piedras de gran tamaño -una de ellas de 40 kilos y otra de 26- a la susodicha autovía.

La acusación pública cambió la petición inicial de pena en aplicación de una atenuante de dilaciones indebidas (demora en la instrucción hasta llegar a juicio), transformando el año y medio de cárcel en nueve meses multa (con cuota de seis euros al día) y 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad.

La acción criminal de los encausados puso en grave riesgo la circulación y dañó las llantas y neumáticos de tres vehículos. La justificación dada en su día no pudo ser más insulsa: habían tomado licor de hierbas y querían saber qué es lo que ocurría cuando pasaban los coches por encima de las piedras. Y al final lo averiguaron, salían chispas e incluso reventó los neumáticos de la ruedas de dos coches. "Una flipada", según le llegó a decir Bruno a un agente de la Guardia Civil cuando acudió a su domicilio de Verín y confesó voluntariamente.

Y, aunque fue Bruno Biank da Silva quien las arrojó, su compañero de banquillo, quien ayer compareció al juicio por videoconferencia, le ayudó a transportar el pedrusco más grande.

La Guardia Civil en el atestado que aportó con las imágenes fue contundente sobre la gravedad de la conducta de los acusados. "Las piedras son de grandes dimensiones por lo que se podría haber originado un grave accidente de circulación e incluso haber lamentado alguna víctima mortal si alguna de estas hubiese impactado contra la parte superior de algún vehículo que circulara en el momento en que fueron precipitadas o incluso chocase frontalmente", recogía Tráfico en su informe. Los jóvenes precisaron durante la instrucción que esperaban a que pasaran los coches para lanzarlas a la vía.



Daños en tres turismos

Las consecuencias de su acción no se hicieron esperar ya que tres turismos sufrieron daños. Sólo uno de ellos reclama los desperfectos en su vehículo (llanta y neumático), un Audi A-3, cuantificados en un principio en 65 y 98 euros, respectivamente. Posteriormente, acudió de nuevo al taller porque los rodamientos del coche le daban problemas.

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