El tercer supuesto implicado en el atraco de la joyería Cota de la ciudad en junio de 2006, el argentino Víctor Hugo Gil, se negó ayer a declarar ante el juez instructor, quien, previa petición del ministerio fiscal, decretó su prisión provisional al quedar imputado en seis delitos: allanamiento de morada, cuatro detenciones ilegales y un robo con violencia, agravado por la utilización de armas.
Tras la comparecencia de ayer, el Juzgado de Instrucción 3 comienza la tramitación del procedimiento penal encaminado a llevar a juicio al supuesto atracador, teniendo en cuenta que los otros dos imputados ya fueron juzgados a finales de 2008, uno de ellos, un hermano, que quedó absuelto por falta de pruebas mientras que el segundo procesado, Fabián Darío González, fue condenado a 21 años y siete meses de prisión. En el auto de prisión provisional, el juez alude a la peligrosidad de los hechos imputados, la posibilidad de fuga por falta de arraigo en España, máxime cuando acaba de ser extraditado desde su país, Argentina, para saldar cuentas con la Justicia española por el atraco de Ourense y otro en otra joyería de Avilés.
Pese a que Gil no quiso declarar ayer, la policía considera que fue la persona que acompañó, bajo amenazas, a la dueña de la joyería al establecimiento para abrir la cámara acorazada en donde estaban las alhajas. Los otros dos asaltantes, quedaron en la vivienda, en donde estaban retenidos los hijos pequeños de la empresaria y su empleada de hogar.
Los fotogramas de las cámaras de vigilancia de la joyería lo delatan, según fuentes cercanas al caso (aunque ocultaba el rostro tras unas gafas de sol), además del reconocimiento efectuado en su día por la víctimas. Su estancia en Ourense está acreditada suficientemente ya que apareció una huella suya en un bote de refresco que dejó en la pensión en la que se alojó el día anterior al atraco.
Pese a que el presunto asaltante se negó a declarar, comentó a su letrada que en Argentina estuvo encarcelado por estos mismos hechos siete años, circunstancia que no está acreditada para el juez y el fiscal.
Pese a que Gil no quiso declarar ayer, la policía considera que fue la persona que acompañó, bajo amenazas, a la dueña de la joyería al establecimiento para abrir la cámara acorazada en donde estaban las alhajas. Los otros dos asaltantes, quedaron en la vivienda, en donde estaban retenidos los hijos pequeños de la empresaria y su empleada de hogar.
Los fotogramas de las cámaras de vigilancia de la joyería lo delatan, según fuentes cercanas al caso (aunque ocultaba el rostro tras unas gafas de sol), además del reconocimiento efectuado en su día por la víctimas. Su estancia en Ourense está acreditada suficientemente ya que apareció una huella suya en un bote de refresco que dejó en la pensión en la que se alojó el día anterior al atraco.
Pese a que el presunto asaltante se negó a declarar, comentó a su letrada que en Argentina estuvo encarcelado por estos mismos hechos siete años, circunstancia que no está acreditada para el juez y el fiscal.
