José Luis Gómez no llevaría el Juzgado de Monterrei sin ayuda municipal

'En un juicio las partes discuten, no te respetan'

José Luis Gómez Palomanes es el secretario del Juzgado de Paz de Monterrei y reconoce que tiene mucho trabajo y pocos medios, tanto del Ministerio de Justicia como de la Xunta. Se muestra reacio a hablar abiertamente de su sueldo, pero reconoce que sin la ayuda municipal no funcionaría. La puerta del Juzgado de Paz da directamente a las oficinas municipales, en las que imprime papeles y obtiene bolígrafos y resto de material de oficina que le hace falta para realizar su trabajo diario. 'Las citaciones se hacen a través del personal del Concello, no me pagan los desplazamientos', explica.
Sobre su mesa se amontonan papeles que están sumamente ordenados al lado de un ordenador, a través del que se puede conectar a internet, pero por cuenta de las arcas municipales, que también pagan el recibo de la luz y del teléfono.

En su despacho, hay otra mesa de madera de castaño. Es la del juez, que sólo suele acudir a las instalaciones cuando hay que firmar. El juez lo nombra el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia a propuesta de la Corporación municipal y cobra unos 300 euros cada tres meses.

José Luis Gómez atiende todos los días vecinos, unos porque van a buscar partidas de nacimiento y otros para tramitar defunciones, expedientes matrimoniales o resolver problemas con la judicatura. El Concello le da un complemento para que, junto con los 300 euros que le paga cada tres meses la Consellería de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza, perciba un sueldo cada mes. No le cuesta realizar su trabajo, aunque no le gustan celebrar vistas orales, situación que se repite en todos los juzgados. 'No tenemos preparación judicial, una toga, un juez y la sala de un juzgado imponen, pero estas son unas dependencias municipales', explica, recalcando que en los juicios verbales que ha celebrado, la mayoría conciliaciones, 'las partes te conocen y no te respetan. Es muy difícil ponerlas de acuerdo, llegar a una conciliación, porque en un juzgado, cuando habla uno, el otro se calla, pero aquí comienzan a discutir entre ellos, sin ningún tipo de respeto y hay que ponerse muy duro para resolver el asunto', dice.


SIN SEGURIDAD Y FORMACIÓN

Gómez Palomanes tendrá que participar en los próximos meses en dos vistas verbales. Los papeles ya los tiene sobre la mesa y se pregunta si 'algún día pasa algo, si las partes llegan a las manos, no tienes a quién recurrir, ¿qué haces porque no hay ningún tipo de seguridad?', comenta.

Tanto la Xunta como el Ministerio de Justicia suelen organizar cursos para formar en materia judicial tanto a los secretarios de los juzgados de paz como a los jueces. El último que se organizó en la provincia fue hace cuatro años y sólo acudieron 20 personas.

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