El inculpado justifica sus bienes, al margen de su sueldo, en que le tocó cinco veces la lotería

Juzgado por la acusación de robar a su empresa 26 años

Manuel Pato Blanco. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Manuel Pato Blanco, pese a las imágenes comprometedoras obtenidas en el interior de la empresa con una cámara oculta, negó haber robado dinero de la caja de Suministros Industriales Lemos, una empresa con domicilio social en Ponte Noalla (San Cibrao). La fiscal cifra el perjuicio económico ocasionado a lo largo de 26 años en 270.894 euros y reclama una pena de tres años de prisión y multa de nueve meses (10 euros al día), si bien la acusación particular eleva la petición a nueve años de cárcel y cifra en tres millones la responsabilidad civil (también acusa por falsificación).
El imputado, en la primera sesión del juicio desarrollado ayer en la Audiencia, no reconoció ninguno de los delitos, que él convirtió en una rocambolesca historia en la que también aparecen en escena detectives de una y otra parte. La mecánica para hacer desaparecer el dinero de la facturación, según sostuvieron las acusaciones, se reducía a coger dinero de la caja registradora y volatilizar tiques correspondientes a la venta de productos, procurando que no aparecieran reflejados en el programa informático de contabilidad.

Según dijo el acusado, todo se debió a un malicioso plan de la empresa para despedirlo. Reconoció que ejercía de administrativo de la mercantil, con ese nombre desde 1999, y que se encargaba de la facturación bajo la supervisión de un agente externo. Y, según dijo, aunque se encargaba de llevar el dinero al banco, no tocaba la caja. Algo que fue desmentido tanto por empleados que sí lo vieron como por el detective que visionó los fotogramas obtenidos con una cámara oculta: 'En un mes de seguimiento se le ve cogiendo entre 150 y 400 euros al día', aseveró ante la sala el detective.

El inculpado, que fue detenido por estos hechos el 27 de octubre de 2007, justificó su patrimonio, al margen de su salario como administrativo, en la benevolencia de familiares de los que había heredado y los designios del azar. Según declaró, le había tocado la lotería en cinco ocasiones (el mayor premio en el año 1999 -55 millones de pesetas-).

Los gerentes de la empresa, ante el 'chivatazo' de algún empleado no sólo recurrió a la cámara oculta sino también optó por llevar un control de los tiques referidos a compras y la numeración del dinero de la caja del 20 de octubre de 2007. Dos días después, al ser detenido, llevaba parte de ese dinero en su maletín y alguno de los tiques que, según el inculpado, alguien se los había introducido a propósito.

Los dos gerentes, que comparecieron en calidad de testigos, entresacaron el hecho de que el despido del empleado, al que consideraban como de su familia, tuvo consecuencias directas en el activo de la mercantil: 'Pese a que nos pilló la crisis de lleno, 2008 fue el mejor año de la historia de nuestra empresa', aseguró José Manuel Lemos.

Este último negó las acusaciones del empleado, vertidas durante la instrucción y en el juicio, sobre la existencia de una doble contabilidad en la empresa para eludir impuestos. Para ello, la defensa también contrató a otro detective quien realizó compras en las que no se le facturó el IVA si bien las abonó con tarjeta de crédito.

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