Un laboratorio de éxito en los difíciles años de la posguerra

En esta farmacia todo está tal cual lo dejó su fundaro. Los productos son el único añadido (MIGUEL ÁNGEL)
photo_camera En esta farmacia todo está tal cual lo dejó su fundaro. Los productos son el único añadido (MIGUEL ÁNGEL)

La Farmacia Bouzo, una de las más antiguas de Galicia, es la tercera que aparece en esta serie, y una de las más interesantes por la cantidad de elementos antiguos que han conservado sus propietarios.

En los años veinte del siglo XX, la calle del Progreso -por algo se llamaba así- era la más dinámica de la ciudad y por la que más automóviles circulaban. Dinamismo que en parte le venía por tener en ella su sede tres grandes edificios: el Gobierno Civil (hoy Diputación), los Almacenes Simeón (hoy centro cultural) y el desaparecido Hotel Roma. Por eso no es raro que a don Constantino Bouzo, natural de A Peroxa, se le ocurriera instalar allí su primera farmacia, en el número 52, en una casa que aún está en pie (frente a la gasolinera), en sociedad con don Modesto Fernández, poniéndole el intencionado nombre de: “Farmacia Moderna”. En 1932, don Constantino rompe la sociedad y pone su nombre a la farmacia.


Afable y con don de gentes, el señor Bouzo consigue popularidad y dinero con dos productos de su laboratorio, en el que tenía fama de trabajar escrupulosa y científicamente: “Gadulina Bouzo” y “Emulsion Sot”, reconstituyentes ambos destinados a combatir la anemia, la desnutrición, el raquitismo y la escrofulosis, males muy de su tiempo.


En 1942 don Constantino decide construir una casa, enfrente de la farmacia, en la que vivir e instalar su nuevo establecimiento. Muere en 1945 y la farmacia siguió en manos de la familia hasta su venta en 2009. Su actual propietaria la mantiene tal cual, respetando los restos de la presencia de don Costantino, incluido mobiliario y el material del laboratorio. En la actualidad figura entre las más antiguas de Galicia.

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