La Farmacia Bouzo, una de las más antiguas de Galicia, es la tercera que aparece en esta serie, y una de las más interesantes por la cantidad de elementos antiguos que han conservado sus propietarios.
En los años veinte del siglo XX, la calle del Progreso -por algo se llamaba así- era la más dinámica de la ciudad y por la que más automóviles circulaban. Dinamismo que en parte le venía por tener en ella su sede tres grandes edificios: el Gobierno Civil (hoy Diputación), los Almacenes Simeón (hoy centro cultural) y el desaparecido Hotel Roma. Por eso no es raro que a don Constantino Bouzo, natural de A Peroxa, se le ocurriera instalar allí su primera farmacia, en el número 52, en una casa que aún está en pie (frente a la gasolinera), en sociedad con don Modesto Fernández, poniéndole el intencionado nombre de: “Farmacia Moderna”. En 1932, don Constantino rompe la sociedad y pone su nombre a la farmacia.
Afable y con don de gentes, el señor Bouzo consigue popularidad y dinero con dos productos de su laboratorio, en el que tenía fama de trabajar escrupulosa y científicamente: “Gadulina Bouzo” y “Emulsion Sot”, reconstituyentes ambos destinados a combatir la anemia, la desnutrición, el raquitismo y la escrofulosis, males muy de su tiempo.
En 1942 don Constantino decide construir una casa, enfrente de la farmacia, en la que vivir e instalar su nuevo establecimiento. Muere en 1945 y la farmacia siguió en manos de la familia hasta su venta en 2009. Su actual propietaria la mantiene tal cual, respetando los restos de la presencia de don Costantino, incluido mobiliario y el material del laboratorio. En la actualidad figura entre las más antiguas de Galicia.