entrevista - vida

Las emociones de los recuerdos

Ana María Domínguez
photo_camera Ana María Domínguez (JORGE LANDÍN).

La faceta artística de Ana María Domínguez comenzó de niña con la pintura. Los caminos de la vida la llevaron a comenzar a trabajar como directora de arte en el cine y televisión. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que quería embarcarse en sus propios proyectos audiovisuales y dar rienda suelta a su creación más personal

Ana María Domínguez codirige en A Coruña el (S8) Mostra Internacional de Cinema Periférico, dedicado al cine de vanguardia y sus expresiones contemporáneas. También firma “Os fillos da vide”, su primer largometraje, con el que nos acerca a su infancia entre los viñedos de Valdeorras y seleccionado para participar en esta semana del Festival Primavera do Cine de Vigo. 

Con “Os fillos da vide” llegó su primer largometraje. Háblenos de él.

Es un proyecto muy especial para mí que se prolongó a lo largo de nueve años, entre rodaje y edición. Realizado en los tiempos en que mi trabajo me lo permitía. Es casi como un regalo a mi familia, al entorno de Valdeorras y al cultivo de la vid. Desde pequeña tuve la suerte de vivir el ambiente de las vendimias con mi abuelo y mis recuerdos de ello son muy especiales, muy auténtico. Es la relación con la tierra, que te da su fruto tras todo un año de trabajo. Vendimiar es un trabajo duro, pero también una fiesta que aúna familias y vecinos, de compartir con la gente. La picardía de las miradas cómplices, el coqueteo de los hombres con la mujer que les gustaba. La fiesta que se celebra alrededor del trabajo.

Y así es como llegan los “fillos da vide”.Ana María Domínguez

Cuando quise poner en marcha el documental, comencé a investigar y comprobar si mi intuición no me fallaba. Buscando en los registros de nacimientos de finales del siglo XIX y principios del XX, los nacimientos se disparaban en los meses de junio y principios de julio. Si contamos nueve meses atrás, es la época de la vendimia. Llegamos a la conclusión de que estos hijos son el fruto de las relaciones y los amores nacidos al calor de los días de vendimia.

Esta película es mucho más que una estampa de la vida en el rural.

Es un homenaje a mis raíces, a los valores de la tierra, al rural, al trabajo en comunidad, el compartir esfuerzos. Toda la gente implicada, vecinos de A Rúa, Fontei, O Barco, Petín y Vilamartín, me lo decían. Me decían que la gente tenía un espíritu más solidario. Tú solo no podías sobrevivir, tenías que colaborar y unirte a la comunidad. En aquel entonces la vida en el rural obligaba a los vecinos a ser una piña.

¿Qué le llevó a embarcarse en este proyecto?

Es un modo de dar las gracias a la tierra, perpetuar la memoria y transmitir todas las emociones que tenía con ella. La infancia es una fase de nuestra vida que nos marca para siempre. Donde nos vamos formando. El haber vivido y sentido lo que yo sentí con, por ejemplo, la vendimia es para mí importante y por eso lo quería contar. Yo empecé en el mundo artístico pintando, pero es una labor más limitada a la hora de expresarse. Cuando llegué al mundo del cine me di cuenta de que en él está todo.

Seleccionada en el Festival Primavera do Cine de Vigo que finaliza hoy, “Os fillos da vide” ha tenido muy buena acogida.

El pasado año ganó el premio en la Mostra Internacional de Cinema Etnográfico do Museo do Pobo Galego en Santiago. También fue seleccionada para festivales de Uruguay, Alemania, Gijón, en Cineuropa o PlayDoc, entre otros. Pero la mayor recompensa siempre es el contacto con el público. Cuando acaba la proyección, se acercan a ti y te dicen “era justo eso”. Ese "feed back" que si no es con la vendimia, puede ser con otro trabajo que retrata el mundo rural. Pero en todos con la sensación de que los vecinos eran familia, que el trabajo era mucho más llevadero cuando no faltaba el sentido del humor.

También es codirectora del Festival S8 de A Coruña. Cuéntenos.

El S8 nació hace 10 años porque nos dimos cuenta, Ángel Rueda y yo, que en la mayoría de los festivales se estaba repitiendo el mismo modelo. Acabas viendo las mismas películas en diferentes festivales en diferentes épocas. Pero había un nicho para mostrar el cine más poético, más pequeño en recursos, per más poético y personal en resultados. Es el cine de vanguardia, experimental, en el que no hay guion, solo sensaciones. Las sensaciones del autor a la hora de filmar. Este tipo de películas no son las habituales que tienen planteamiento, nudo y desenlace. En el cine experimental, tú vives las emociones que tuvo el director cuando estaba rodando, son tuyas también porque te identificas con ellas. Son películas que tú ves en cada visionado de manera distinta. Según tu estado de ánimo, el lugar en donde la veas o con quien, esa película mes diferente y se reinventa para ti. Es un cine con unos códigos específicos y en el S8 queremos acercarlo al público.

Y van diez años.

Sí. Del 31 de mayo al 9 de junio será esta décima edición. Y, como en anteriores, traeremos a diferentes cineastas invitados. El festival tiene un fuerte componente, además de incluir las “film performance”, que son otro tipo de experimentación. Celuloide que se proyecta por las noches con la presencia de los directores buscando una experiencia con el público que trascienda la propia proyección. Estamos muy satisfechos porque en todo este tiempo llegamos a un público joven en Coruña. Nos visitan invitados de todo el mundo y tenemos público internacional. A nivel nacional, somos el único festival específico de esta temática e, internacionalmente, uno de los pocos.

Esta es solo la primera cosecha de un futuro cargado de proyectos, que, como muchos vinos, necesitan de tiempo para consolidarse. De momento, están en el envero. 

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