Coronavirus en Ourense | Lecciones de la pandemia

Participantes en el dispositivo de vacunación en Expourense, en su clausura oficial.
photo_camera Participantes en el dispositivo de vacunación en Expourense, en su clausura oficial.
Un año y medio después de que comenzase la peor crisis sanitaria del último siglo se extrae un aprendizaje que reivindica principalmente la utilidad de las vacunas y más vigilancia epidemiológica

Un año y medio después de que la pandemia cambiase la vida de todo el mundo, toca valorar qué se ha aprendido. Las vacunas, conseguidas en tiempo récord, son la principal arma para una convivencia más normalizada con el covid. “La vacunación es lo que va a permitir que la vida se normalice, evitando tantas muertes y el dolor que ha producido”, reconoce África González, catedrática en Inmunología de la Universidad de Vigo. 

Poner barreras al covid también mostró su efecto positivo, con refuerzo en la mascarilla, la distancia social y la ventilación de los espacios. “Se demostró que las medidas de desinfección de superficies no eran tan relevantes, ya que la transmisión es por aerosoles o gotas”, explica Juan Gestal, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Vigo. El contagio por el aire se erigió como principal causa de las infecciones, aunque se reconoció “tarde”. 

Este fue uno de los errores que se cometieron al principio de la pandemia, donde tocar cualquier superficie parecía el principal enemigo. Ahora se sabe que no es así, pero no es el único fallo que se cometió al inicio de esta crisis sanitaria. “Al principio se desconocía que había muchas personas asintomáticas que estaban diseminando la enfermedad más rápido”, reconoce González. Gestal afirma que se desconocía el alcance de su transmisión y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tardó “muchisímo” en reconocer el importante papel de estas personas en la transmisión por aerosoles.

La gestión de la OMS desde el inicio de la pandemia siempre estuvo en entredicho y sometida a duras críticas. González considera que su papel debe ser “mucho más predominante” en una crisis mundial y que los países “respeten sus decisiones”. Finalmente, cada estado intentó atajar el avance del virus a su manera y eso, para la inmunóloga, crea “desigualdades entre ricos y pobres”.  Las últimas mutaciones del virus surgieron en países menos desarrollados y eso repercute en todos, donde hay países con el 85% de población con pauta completa y otros que no llegan al 5%. 

El antes y el después

La vacunación ayuda a normalizar la vida de la población, como sucede en España en estos momentos. Pese a ello, muchos países apenas tienen  acceso a ella y eso dificultará que se erradique. “Es muy difícil acabar con el virus. Nos gustaría pensar que se quedará entre nosotros como algo común”, opina González. El virus se quedará y las vacunas ayudarán a controlarlo: “Sin  ellas, la situación sería dramática y solo se estabilizaría cuando gran parte o toda la población superase la infección”, enfatiza Gestal. 

Las pandemias continuarán y González cree que nadie tiene una varita mágica, por lo que la solución es “adaptarse”. “La ciencia ayudará a librarnos de ellas”, afirma. Conseguir la vacuna en un año es un “hito”, aunque la inmunóloga reconoce que los descubridores llevaban 30 años investigando en fármacos de ARN mensajero. 

Gestal aboga por preparar legalmente a los países para una “gestión ágil y eficiente”. Además destaca que es necesario “modernizar la vigilancia epidemiológica” del sistema de Salud Pública, dotándolo de recursos y actualizar su tecnología.

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