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Coco, el compañero inseparable de Marta Figueiredo

Marta Figueiredo
photo_camera Marta Figueiredo y su mascota Coco.

La jugadira del Envialia presenta a su mascota, un Yorkshire Terrier de trece años

La futbolista del Envialia y música, Marta Figueiredo, tiene desde hace 5 años a un compañero inseparable, Coco. De aquéllas él ya era un perro adulto, tenía cerca de los 6. "Nuestra historia es curiosa y simpática porque al principio... creo que no me soportaba, no sé si era mi tono de voz, el hecho de que soy percusionista y le tenía miedo a los 'ruidos' ¡o no sé! pero lo cierto es que no le hacía mucha gracia, en ocasiones ¡hasta huía! Un desastre...", comenta Marta. 

Pero, lo cierto "es que nuestro carácter era totalmente opuesto, él muy tranquilo y calmado, y yo más nerviosa y vivaz, pero poco a poco nos fuimos amoldando el uno al otro y hoy hasta la percusión le relaja (bueno, sólo los instrumentos de láminas, sobretodo la marimba que le encanta. La batería no tanto)".

Una de las cosas de las que más disfruta Marta es de llegar a casa y que le monte una fiesta, que se suba como loco a hacerse una bolita cuando se acuesta en el sofá. 

"Me gusta verle correr en la naturaleza, llevarlo a la playa y tirarle la pelota, jugar al escondite con él, que me busque y asustarlo cuando me encuentra... ¡nos encanta!". También "cuando se queda dormido mientras toco la marimba y se despierte cuando paro..."

Aunque su aspecto parezca el de un cachorrito, ya son 11 años los que tiene y "yo no quiero ni imaginarme mi vida sin él, me aporta alegría y me da mucha tranquilidad, mis días son mejores y más divertidos con él, siempre me saca sonrisas incluso a veces carcajadas porque Coco puede ser lo más ágil y lo más torpe a la vez, es verdaderamente simpático y muy inteligente". 

Otro despiste de los suyos fue "una vez que estábamos jugando en casa de mis padres y cayó a la piscina por ir mirando a donde no tenía que mirar, menudo susto se llevó".

Un detalle curioso de Coco es que "es tan observador que, sin que nadie le haya enseñado cuando estornuda se pone la pata en el hocico, se limpia las patitas en el felpudo, y bosteza cuando quiere disimular y no le interesa. Cuando quiere mimos es capaz de todo, yo ya opté por no llevármelo a mi estudio donde tengo los instrumentos porque como quiera atenciones no para de ladrar hasta conseguirlo, un día tuve que subirlo a una silla para que estuviese a mi altura y me viese tocar porque no me dejaba tranquila".

Su vida se reduce a comer y dormir a partes iguales, frotarse la espalda por los sofás y tirar todos los cojines al suelo, le encanta tomar el sol y estar en la naturaleza y odia la lluvia.

Figueiredo confiesa que "¡Tener un perro es genial! Te enseña lo que es la lealtad y el amor incondicional, no te juzga, simplemente te quiere tal y como eres. Me gusta aquella frase que dice 'Mi meta en la vida es llegar a ser la persona que mi perro cree que soy".

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