La muestra, que trae la Fundación Vicente Risco, reúne 70 fotografías
El fotógrafo portugués Eduardo Teixeira-Pinto, nacido en 1933 y fallecido en 2009, ha sido una de las miradas consideradas en Portugal como más "poéticas" de la fotografía, retratando sobre todo la vida en la localidad de Amarante.
Una selección de 70 imágenes sobre el gran patrimonio que ha dejado este artista podrán verse a partir de hoy, a las 12,00 horas, en el Museo Municipal, bajo el título de "Aos Olhos de Eduardo. O artista que retratou Amarante", oganizada por la Fundación Vicente Risco y la "Associaçao para a criaçao do museu Eduardo Teixeira Pinto".
"É un fotógrafo que fixo sobre todo fotos entre finais dos 50 e principios dos 70, nas que retratou o Támega, aos pescadores, e un pouco a vida da xente", explica Luis Martínez-Risco, de la Fundación alaricana.
La idea de traer estas imágenes hasta Ourense surgió en una visita a la localidad portuguesa de Amarante. "Temos boa relación co Museo e vimos algunhas fotos de Eduardo, así que lle pedimos algunhas e nos puxeron en contacto coas fillas. Fixemos unha escolma de 70 e as positivamos de novo a partires da dixitilización que tiñan para recrear a textura da época", señala Martínez-Risco.
A partir de ahí, la Fundación logró el depósito de estas obras para moverlas por Galicia, y ahora, con motivo de la capitalidad del Eixo Atlántico, "pensamos que era un bo momento para expola no Museo Municipal".
Además, hoy se firmará también un protocolo de colaboración entre la Fundación Vicente-Risco y las Asociación pro-museo Eduardo Teixeira, cuyo objetivo será "levar a cabo unha serie de actividades culturais entre ambas asociacións", afirmaba Luis Martínez-Risco.
La larga experiencia de este fotógrafo luso lo ensalzaron como uno de los mejores y más galardonados fotógrafos portugueses del siglo XX. Su obra aborda diversos temas, entre los que destaca la natureza y la figura humana, que supo conciliar.
Fotografías como "Rodopio", "Igreja de S. Gonçalo" o "Quietude", entre otras, obtuvo numerosos premios en Portugal y en el extranjero, como el "Gran Premio de Camões", en el año 1960, considerada una de las más altas distinciones a nivel nacional. Dejó además de una gran herencia de imágenes, también de máquinas fotográficas.
