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Los trabajadores, sobre la ola de calor: "Lo llevo mal, pero no queda otra que seguir repartiendo"

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photo_camera Algunos ourensanos que sufren en sus trabajos con la ola de calor.

Así afrontan algunos ourensanos su jornada laboral durante la ola de calor que afecta a la provincia


Los obreros, el gremio que sufre la temperatura en las alturas


Si hay un sector vulnerable a las altas temperaturas, es el de los obreros y operarios. Muchos sufren golpes de calor con la llegada de los días más críticos del verano y la atención a los consejos de emergencia se hace más necesaria que nunca. Hidratarse cada poco tiempo y hacer descansos, lo principal. 
Con distintas medidas de protección que pueden incluir cascos y trajes pesados y calurosos, los obreros soportan las altas temperaturas con dificultades añadidas evidentes.

En la rúa Hermanos Villar, en pleno Casco Antiguo, los trabajadores de un edificio que se encuentra en rehabilitación, son precavidos. Toca descanso para comer hacia las 13,00 horas. Daniel, pintando en uno de los andamios,  lo lleva como puede. "La verdad es que es una putada trabajar con la ola de calor", sintetiza. Hoy lo llevarán un poco peor. 


"Lo llevo mal, pero no queda otra que seguir repartiendo"


Si hay un tipo de repartidor que pueda "salvar" la ola de calor, probablemente sea el de prensa, que a primera hora de la mañana, aún con la fresca, dejan el periódico en su sitio. El resto, ya sean de comida a domicilio, correo o paquetería, lo sobrellevan como pueden. Y con diferentes complementos.

Aunque Jacobo no tiene que llevar casco –complemento que sufren los repartidores en moto que llevan comida a domicilio, por ejemplo–, a él le toca tirar del carro de correo y patear. A horas intempestivas.

"La verdad es que ayer hacía un poco menos de calor, pero hoy lo llevo mal", cuenta, aún con la sonrisa puesta, por la zona vieja de la ciudad. "No queda otra que seguir repartiendo. Yo estoy en el turno de mañana, quizás un poco peor por estas horas", dice a la una del mediodía. 


"Nos conxelados fai moito calor, así que as apariencias enganan"


El que trabaja cuando el asfalto se derrite, quizás sueñe con meterse en un congelador o en una cámara frigorífica. José Manuel Fernández, de "Conxelados Fernández", devuelve a los ilusos a la realidad desde su puesto de congelados en la Plaza de Abastos provisional, situada en la Alameda. "Parece que fai fresco, pero non. Fai moito calor. E que estos edificios con estos paneis...", se queja.

Como él, otros placeros con tiendas de congelado que superan–"igual que los demás", dicen–las altas temperaturas. Precisamente, para que el "género" esté fresco y apetecible para el consumidor. 

"E que estas cámaras frigoríficas son moi quentes", cuenta José Manuel Fernández mientras coloca la mano en uno de los motores. Eso sí, cuando toca atender, al menos las manos agradecen el "fresco". 

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