La provincia mantiene aún viva la fiesta del magosto, con el mal tiempo jugando en contra, pero con la misma ilusión de siempre. Ayer, 110 personas se juntaron en el núcleo de Souto Sanín, en la periferia de la ciudad. La reunión comenzó a mediodía y duró hasta que entró la noche. Al menú típico de churrusco y chorizo, no le faltaron las castañas como acompañamiento. Concretamente, esta asociación preparó en torno a 35 kilos.
En Quintela de Canedo, también en la periferia urbana, el local social “O Vieiro” organizó su propio magosto por la tarde. Desde la organización afirman que “tenían muchas ganas de volver”, después de los años de parón por la pandemia.
En este caso, compraron 50 kilos de castañas para cerca de 100 personas. La crisis en la producción de la castaña trajo un mal y escaso producto este otoño y, en el caso de esta asociación, afirman que se vio reflejado en el estado del fruto, ya que muchas estaban podridas.
Sin embargo, no se pasó hambre: 150 chorizos y más de 70 kilos de churrasco acompañaron también este festín en el barrio.
En el barrio de O Couto, en la sede de la Sociedad Albor, que cuenta con cerca de un centenar de socios, no se perdieron la fiesta, que estuvo animada. Hicieron un llamamiento para que socios y vecinos acudiesen a su sede en la calle Greco. Así, con celebraciones en perímetro urbano, el magosto se despidió en la ciudad hasta el año que viene.
