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Malos tiempos para la banda

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photo_camera Un concierto de la Banda Municipal de Música de Ourense, en el Liceo.

La telenovela de la Banda Municipal de Música hace llorar a los ourensanos, que esperan su recuperación tras varios intentos. Mientras, en el resto de ciudades gallegas con bandas municipales en activo, las cosas van regular.

Hasta tres capítulos se escriben en la historia de la Banda Municipal de Música de Ourense, que no toca para los ourensanos desde hace tres años. El último intento para recuperar esta formación se produjo el pasado mes de enero, cuando desde la concejalía de Cultura esperaban tener los pliegos del concurso preparados en el plazo de un mes. Nada. Mientras, el presente de estas agrupaciones tradicionales es distinto en las principales urbes gallegas: la mayoría, en activo, afronta el problema del relevo generacional. Otras, como Ferrol o Pontevedra, gozan de buena salud.

El primer intento del Concello para recuperar la Banda Municipal de Música de Ourense fue en 2016, presentándose únicamente la Agrupación Cultural Ricardo Courtier, incapaz de cumplir con la acreditación de experiencia de sus músicos, obligando a declarar desierto el procedimiento. En 2017, flexibilizaron las condiciones y tres empresas ofrecieron sus propuestas. Una de ellas no cumplió los requisitos técnicos y entre las otras dos, la que más redujo el precio de licitación, no presentó la documentación. La otra, renunció al proceso declarándose insolvente. Y en estos momentos, los ourensanos siguen reclamando su banda.

Conciertos todos los domingos y una agrupación de 40 intérpretes jóvenes es el presente de la Banda Ferrolá de Música. Buena salud goza también la Banda de Música de Pontevedra, con una treintena de músicos que toca cada fin de semana en alguno de los ciclos de conciertos que programa la agrupación todo el año. Concursos, presentación de compositores jóvenes y colaboraciones con artistas invitados son la tónica de su agenda.


Crisis en las bandas de música


Aunque Ourense no tenga su banda municipal, hay ciudades gallegas en las que la actividad de sus bandas no llama al optimismo. El pasado mes de octubre, el Ayuntamiento de A Coruña abría una lista urgente para completar plazas de músicos en su banda municipal, que sigue en activo, buscando a las nuevas generaciones. La de Santiago, activa, vivió su crisis particular en 2016 cuando la jubilación de varios músicos. Lugo es el caso más preocupante: funciona sin director, con menos de 20 músicos y con tensiones internas.

Vigo, la excepción, funciona con una docena de bandas de música en los barrios, agrupadas en una federación.

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