El joven emprendedor Manuel Márquez (Ourense, 1980) abrió en mayo una nueva galería en la ciudad para fomentar la carrera expositiva de los nuevos valores.
Manuel Márquez es un joven emprendedor ourensano que, motivado por su afición al arte y por sus ganas de revitalizar el ámbito cultural de la ciudad, decidió instalar bajo su propio nombre una nueva galería, ubicada en la calle Doctor Marañón, en pleno centro histórico de Ourense.
¿Cómo surgió la idea de abrir una nueva galería? Fue una iniciativa personal. Quería abrirme al mercado artístico de Ourense, fomentando la propia cultura gallega. El arte es un ámbito que se ha transformado en elitismo. Existe muy poca gente interesada en el mundo de las galerías. La verdad, es que tenía muchas ganas de dedicarme a esto, pues deseaba seguir el ejemplo utópico de lo que fueron las galerías en Nueva York y París. En sus espacios ofrecían no sólo artes plásticas sino también un centro de difusión cultural.
¿Cómo ha sido el recibimiento de las demás galerías? Ha sido una gran bienvenida. Los demás galeristas me han felicitado en cuanto a la valentía que he tenido, pues de alguna forma abrir una galería en Ourense es algo muy arriesgado. En cuanto al recibimiento del público, me siento contento pues desde el 6 de mayo, que fue la inauguración, he recibido muy buenas críticas y palabras de aliento.
¿A qué problemas se enfrentan las galerías ourensanos? Existen muchas deficiencias en cuanto al nivel de visitantes e interesados al arte. Eso es algo que debemos suplir con espacios atractivos y que llamen la atención. Lo que en verdad hace falta es una revitalización del casco histórico, ya que todos los museos, galerías y centros expositivos están concentrados en el centro de la ciudad. Lo ideal sería crear un circuito artístico con actividades que motiven la participación del público.
¿Con qué objetivo nace este centro expositivo? Mi interés es apoyar a los nuevos valores que tienen una trayectoria expositiva nula o muy escasa, pues las condiciones para sobresalir en Ourense son muy difíciles. Curiosamente las primeras exposiciones que he exhibido son de mujeres, pues me he dado cuenta que el lado más novedoso del arte y el más sincero proviene de ellas.
¿Qué fue lo más difícil para montar el recinto? Sin duda, la búsqueda de un local bien situado, ya que un galerista tiene que estar cerca de los clientes y no de los artistas. El recinto tiene que tener una buena acústica y una adecuada iluminación y no sólo artificial, sino también natural.
¿Cuánto dinero invirtió? Los expertos hablan que para una ciudad grande se deben invertir más de 250.000 euros. Sin embargo, el presupuesto que destine a este local en Ourense ronda los 60.000 euros.
¿De qué se componen los fondos de su galería? Tengo obras de Leandro Sánchez Bobillo, de Ana Ferreiro, y de Patricia Saco. La próxima exposición, que comenzará a partir de septiembre será la de la artista autodidacta lucense Noa Persán. Además, planeo exponer los trabajos de Vanessa Somozo Domínguez. Todos estos artistas son jóvenes, pues deseo apostar por los nuevos valores, es como si yo fuera un ojeador de fútbol, interesándome por las propuestas a largo y mediano plazo.
Recientemente recibió una invitación para ser parte de la asociación Enredarte, ¿cómo se siente? Conocía desde el 2006 la iniciativa, me parecía algo muy interesante. Recibí la invitación por parte de Beatriz Vázquez, directora de la galería Volter. En Enredarte me siento muy contento. Tengo muchas ideas que aportar y proyectos que en conjunto, podremos realizar. Esta iniciativa debe madurar pues sé que podemos recibir cosas muy interesantes.
¿Cómo surgió la idea de abrir una nueva galería? Fue una iniciativa personal. Quería abrirme al mercado artístico de Ourense, fomentando la propia cultura gallega. El arte es un ámbito que se ha transformado en elitismo. Existe muy poca gente interesada en el mundo de las galerías. La verdad, es que tenía muchas ganas de dedicarme a esto, pues deseaba seguir el ejemplo utópico de lo que fueron las galerías en Nueva York y París. En sus espacios ofrecían no sólo artes plásticas sino también un centro de difusión cultural.
¿Cómo ha sido el recibimiento de las demás galerías? Ha sido una gran bienvenida. Los demás galeristas me han felicitado en cuanto a la valentía que he tenido, pues de alguna forma abrir una galería en Ourense es algo muy arriesgado. En cuanto al recibimiento del público, me siento contento pues desde el 6 de mayo, que fue la inauguración, he recibido muy buenas críticas y palabras de aliento.
¿A qué problemas se enfrentan las galerías ourensanos? Existen muchas deficiencias en cuanto al nivel de visitantes e interesados al arte. Eso es algo que debemos suplir con espacios atractivos y que llamen la atención. Lo que en verdad hace falta es una revitalización del casco histórico, ya que todos los museos, galerías y centros expositivos están concentrados en el centro de la ciudad. Lo ideal sería crear un circuito artístico con actividades que motiven la participación del público.
¿Con qué objetivo nace este centro expositivo? Mi interés es apoyar a los nuevos valores que tienen una trayectoria expositiva nula o muy escasa, pues las condiciones para sobresalir en Ourense son muy difíciles. Curiosamente las primeras exposiciones que he exhibido son de mujeres, pues me he dado cuenta que el lado más novedoso del arte y el más sincero proviene de ellas.
¿Qué fue lo más difícil para montar el recinto? Sin duda, la búsqueda de un local bien situado, ya que un galerista tiene que estar cerca de los clientes y no de los artistas. El recinto tiene que tener una buena acústica y una adecuada iluminación y no sólo artificial, sino también natural.
¿Cuánto dinero invirtió? Los expertos hablan que para una ciudad grande se deben invertir más de 250.000 euros. Sin embargo, el presupuesto que destine a este local en Ourense ronda los 60.000 euros.
¿De qué se componen los fondos de su galería? Tengo obras de Leandro Sánchez Bobillo, de Ana Ferreiro, y de Patricia Saco. La próxima exposición, que comenzará a partir de septiembre será la de la artista autodidacta lucense Noa Persán. Además, planeo exponer los trabajos de Vanessa Somozo Domínguez. Todos estos artistas son jóvenes, pues deseo apostar por los nuevos valores, es como si yo fuera un ojeador de fútbol, interesándome por las propuestas a largo y mediano plazo.
Recientemente recibió una invitación para ser parte de la asociación Enredarte, ¿cómo se siente? Conocía desde el 2006 la iniciativa, me parecía algo muy interesante. Recibí la invitación por parte de Beatriz Vázquez, directora de la galería Volter. En Enredarte me siento muy contento. Tengo muchas ideas que aportar y proyectos que en conjunto, podremos realizar. Esta iniciativa debe madurar pues sé que podemos recibir cosas muy interesantes.
