Martín: “El jazz aquí 
ha ido ganando afición”

El de jazz es un público mitómano de todo lo que rodea a las estrellas que siguen

No es una elección al azar, Miguel Ángel Martín es un habitual entre el público asistente a los conciertos. El, como otros fieles, se aficionó gracias al Club. Como músico amateur que también es -“tenemos un combo y de vez en cuando hago mis pinitos con standares de jazz; con partitura, por supuesto”-, siente una profunda admiración por estos “monstruos”, al verlos tocar así, tan maravillosamente bien.

Miguel es todo un devoto de los conciertos que se programan, “tengo que echar números, como todo el mundo”, pero si puede, no se pierde ninguno, de hecho, según datos de su ordenador -dice- tiene contabilizadas 192 asistencias, que es toda una cifra, empezando por los mentados de George Adams y Don Pulen, de 1987, previos a los exitosos Festivales de Primavera que llegarían después y que van ya por su XVIII edición. “Además, al tenerlos convenientemente referenciados en la base de datos -muchos aficionados lo hacen-, sé en cada ocasión con quién ha tocado cada músico, y las veces que lo han hecho en Ourense”.



firmas en viejos discos

Miguel, como esos viejos fieles seguidores, es de los mitómanos, de los que se paran con los músicos al rematar, y a los que se acercan con sus viejos discos de vinilo para que los firmen: “Los músicos agradecen que te pares con ellos y que les lleves sus discos”. Además, junto con otros fieles amigos -de Pontevedra- no duda en seguirlos a otros lugares, en busca algunos de los grandes conciertos de cada temporada: “Por Sonny Rollins (en Vitoria) estuve aguardando dos horas a que saliera para conseguir que me firmara uno de sus discos”. Queda claro hasta dónde llega su empeño mitómano a la hora de conseguir una de las perseguidas grafías de sus seguidores.

De los locales para actuar, tiene claro que el Latino está a la altura de los mejores, “mucho más placentero para la música que el afamado Café Central de Madrid. Aquí la gente viene a escuchar un concierto y no a comer y tener que oír el golpeteo de los tenedores sobre el plato, que a mí me resulta insoportable”.

Su salón es -según él- lo más parecido a un mausoleo del género, con las entradas y sus más de 2.000 discos, muchos con firma. Respecto al número, le resta mérito: “Eso no es nada, hay algunos que vienen a los conciertos que atesoran más de 5,000”.

El público es uno de los grandes argumentos del jazz, junto con la persistencia del promotor y los apoyos logrados, y aunque el jazz pudiera estar de moda, no es fácil desviar parte del caudal hacia la periferia. El público se ha hecho y ha crecido junto al local, y no es extraño en muchos de los conciertos encontrar una sala repleta, gran parte con músicos experimentados que como aficionados que también son, vienen a escuchar a sus instrumentistas favoritos.

En Ourense también hemos visto evolucionar algunos, hoy ya importantes músicos, muy introducidos y respetados en el panorama. Entre los más destacados, Abe Rábade, a quien pudimos ver en el festival en curso en un espectacular momento. Martín apunta más lejos, y menta a otros jóvenes como Alfonso Medela y Tom Risco. Que se cumpla y lo disfrutemos.

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