El delicado contexto económico que atraviesa el país, con una inflación desbocada que amenaza con llegar a los dobles dígitos, genera que cada vez sean más las familias con problemas para llegar a fin de mes, como detectan las organizaciones sociales que operan en la provincia, en las que no dejan de aumentar las solicitudes de asistencia.
“Se nota que empieza a haber más gente que no llega a pagar todas esas necesidades básicas para tener un medio de vida normal”, afirmó el delegado de Acción Caritativa y Social (Cáritas), José Ángel Mirón, quien no quiere “ser catastrófico” ante la situación, si bien se muestra preocupado porque “los precios están subiendo de una manera muy alarmante y en cuestiones básicas como la energía”. La gran diferencia se nota en que “hay personas que antes eran capaces de pagar el alquiler, los recibos e ir al día y ahora les cuesta mucho más llegar a fin de mes”.
Los que peor lo están pasando en la provincia son “los que vienen de fuera”, que en muchas ocasiones encuentran problemas hasta para acceder a una vivienda. “La gente que procede de Hispanoamérica, sobre todo de Venezuela, sufre el tema de la vivienda, ya que a la hora de alquilar les piden un contrato de trabajo y un aval, y eso está resultando muy difícil de conseguir”, aseguró Mirón.
En Cruz Roja la situación es bastante similar, y también constatan que “hay más personas que no pueden llegar a fin de mes que en otros años en esta misma época”, como afirmó Ángela Ramallo, técnica de Medio Ambiente de la organización. En cuanto al perfil del demandante, coincide en que los migrantes son los más necesitados, y añade “otros perfiles, como las personas mayores”. “Hay gente que directamente no pone la calefacción, y hay otras que quizás no tienen calefacción, pero están utilizando algún tipo de estufa eléctrica o brasero y recibieron facturas mucho más altas”, destacó.
A los problemas para hacer frente a las obligaciones mensuales se une, en muchos casos, el hecho de vivir en una vivienda precaria, lo que agrava la situación. “Esas personas que están en una situación tan vulnerable residen en viviendas que a lo mejor son más precarias, entonces al hecho de que no dispongan de calefacción se puede unir que quizás presentan otras deficiencias, como humedades, o deficientes aislamientos”, agregó. En estos casos, Cruz Roja ofrece “kits de eficiencia energética”, que son personalizados para que cada hogar pueda reducir su consumo energético.
Crece la cantidad de ourensanos en situación de pobreza energética
La pobreza energética, esa situación en la que un hogar es incapaz de pagar por los servicios de energía mínimos para cubrir sus necesidades básicas o deben destinar una gran parte de sus ganancias a pagar la factura del consumo eléctrico, es un drama cada vez más cotidiano en la provincia. En Cruz Roja reciben cada vez más personas en esta situación, ya que el año pasado asistieron a 110 familias, mientras que en los dos primeros meses del año ya recibieron a más de 30, lo que proyecta una media anual superior a las 160 familias.
“La pobreza energética, en el caso de las personas que nosotros atendemos, ya es algo que se viene trabajando desde hace años, pero ahora mismo quizás está afectando a otros colectivos que antes no lo notaban tanto, como las personas mayores”, aseguró Ángela Ramallo. En estos casos, Cruz Roja ofrece, además de las ayudas, “un análisis de las facetas de la luz de forma individualizada para ver si se puede mejorar con algún cambio de contratación”, ya que “a veces no está bien contratada la potencia con respecto a lo que necesita la familia”.
En el caso de los migrantes, que son de los que más están sufriendo la crisis económica, se une “el tema del desconocimiento de la tarificación horaria y que vienen de otros países donde la luz es más cara”.
