Más reclusos por delitos al volante y violencia machista

Interior de la prisión de Pereiro de Aguiar. Un interno se dispone a relalizar una videollamada (ÓSCAR PINAL).
photo_camera Interior de la prisión de Pereiro de Aguiar. Un interno se dispone a relalizar una videollamada (ÓSCAR PINAL).
La prisión de Pereiro registró un pico de ingresos en diciembre, el mes más agitado del año 

El centro penitenciario de Pereiro de Aguiar tuvo más ingresos de los habituales durante el último mes y medio. Solo la operación Reditus contra el tráfico de drogas envió a la cárcel a seis personas de golpe. Los homicidios encarcelaron a tres mujeres (dos desde O Barco y a una de Cortegada). Las lesiones graves, a un joven alumno de A Carballeira que apuñaló a un compañero (ya no está en estos momentos en la cárcel porque recuperó la libertad).  Todos ellos ingresaron como preventivos, una opción que solo se aplica, en casos contados, según explican fuentes judiciales, y que determina la gravedad del delito, el riesgo de fuga del imputado o la destrucción de pruebas del delito que se está investigando. “La prisión provisional es una medida excepcional que no puede entenderse  como una pena anticipada”, explica Antonio Piña, presidente de la Audiencia de Ourense.

A finales de diciembre, la prisión contaba con 269 internos en sus dependencias, mayoritariamente hombres -hay 20 mujeres- y sentenciados (231). Otra treintena tiene la condición de recluso, pero cumple en el exterior con medios de control telemáticos para garantizar que a una determina hora regresa al domicilio.

Las cifras son similares a las registradas en 2020, aunque en 2021 llegó a picos de hasta 300, la capacidad óptima si bien hace tres décadas en la prisión ourensana llegaron a contabilizarse hasta 500 internos.

No solo la población reclusa se mantiene estable estos años sin riesgo de hacinamiento sino que también la tipología delictiva de los  “residentes” ha cambiado. Aunque los robos y sus distintas modalidades se llevan la palma (80 penados), la violencia de género (33) y los delitos contra la seguridad del tráfico (26), sobre todo reincidentes que se empeñan en conducir sin carné,  se han incorporado a la triada de habituales, superando incluso a los condenados por drogas, relegados al séptimo lugar. En estos últimos tres años, se constata también un repunte de las lesiones graves (24), los delitos sexuales (22 penados), casi los mismos que aquellos que atentan contra el orden público (atentados, desobediencias graves o tenencias de armas). Por los delitos más graves de todos, esos que roban vidas,  hay 12 personas en prisión (11 homicidios/asesinatos y una tentativa). 

El nuevo perfil del recluso ha repercutido también en los programas de reinserción, que ahora también van dirigidos a maltratadores (violencia de género) y también a aquellos que acaban en prisión porque delinquen en las carreteras. La cárcel ha comenzado en estos días, según confirma su director, Francisco González, el proceso de selección para desarrollar la octava fase del programa de obtención del permiso de conducir junto con los cursos de sensibilización y reeducación vial para la recuperación del permiso de conducir por pérdida de la totalidad de los puntos.

Se trata, explica el máximo responsable del  centro penitenciario, “de un curso de 24 horas dirigido a los internos o internas que desean recuperar la vigencia del permiso de conducir porque lo han perdido por sentencia judicial  o por la  pérdida del saldo de puntos”.

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