SANIDAD

Médicos del CHUO logran aliviar un síndrome de dolor

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photo_camera La coordinadora de la Unidad de Dolor, Luz Cánovas.

Un dispositivo electrónico solventó las graves molestias en la mano de una mujer de 30 años

El síndrome de dolor regional complejo es una dolencia que se puede producir tras una intervención quirúrgica o una inmovilización prolongada, y que se caracteriza, además de por un dolor intenso, por anomalías como la alteración en la sudoración, atrofia en la piel y las uñas u osteoporosis en los huesos de la zona afectada.

Una joven de 30 años acaba de convertirse en la primera gallega que logró paliar este dolor gracias a un novedoso estimulador eléctrico que la Unidad de Dolor del CHUO implantó en su ganglio de la raíz dorsal, que se sitúa en el lateral de su espacio epidural, una zona ubicada entre las vértebras y la meninge duramadre. El síndrome de dolor regional complejo que contrajo hace año y medio por la inmovilización de una muñeca tras una operación le costó su puesto de trabajo en el sector de la hostelería, "porque tenía la mano escamada, con úlceras, atrófica, hinchada y con un dolor muy severo que no respondía a ningún tratamiento", relata la coordinadora de la unidad de dolor, Luz Cánovas.

El artefacto implantado "no es más que un cable eléctrico con cuatro polos" que, cubriendo el ganglio de la raíz dorsal, estimula las neuronas responsables de que el dolor se transmita y se haga crónico. Este sistema tiene como ventaja su capacidad de estimular "la neurona completa, no una parte" y por tanto, cubrir zonas de dolor que en otras ocasiones "habrían requerido de la implantación de cuatro o cinco electrodos, al tratarse de una mano, con su palma, dorso y dedos", explica Luz Cánovas.

Además, este dispositivo realiza su labor de estimulación en microvoltios, lo que prolonga enormemente la vida útil de la batería que se coloca bajo la piel para hacerla funcionar. "De este modo, el paciente no tendría que renovar su batería hasta pasados unos 20 años", comenta la coordinadora de la unidad de dolor.

Tal como relata Luz Cánovas, la reacción positiva de la paciente fue inmediata. Uno de los principales síntomas de este doloroso síndrome es un enfriamiento desmedido de la mano afectada, y la paciente "empezó a notar la mano caliente a los cinco minutos y con una sudoración normal". Tras haber sido sometida a dos revisiones, la afectada ha experimentado notables mejoras en el estado de su piel y uñas. Además, solo percibe "una parestesia muy agradable, como un masaje".

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