Hostelero en Madrid (Hotel Preciados, Restaurante El Torreón)

Melquiades Álvarez: ‘Al pensar en invertir en tu tierra chocas con el gran abandono del rural gallego’

El hostelero ourensano Melquiades Álvarez en un momento de la entrevista. (Foto: Baffypress)
Melquiades Álvarez es el hostelero de los gallegos en Madrid. Promotor de ‘La noche de Galicia’, este ourensano es propietario del Hotel Preciados y el restaurante El Torreón, en El Pardo.
Un edificio emblemático en el centro de Madrid, en su día propiedad del Conde de Romanones, es hoy uno de los hoteles preferidos por los turistas. Se trata del Hotel Preciados, propiedad de Melquiades Alvarez, ourensano nacido en A Teixeira, en pleno corazón de la Ribeira Sacra. Melquíades es el hostelero de referencia para los gallegos en Madrid, ya que también es el propietario del restaurante El Torreón, en El Pardo.

¿Cuáles fueron sus primeros pasos en la hostelería?

No había pensado nunca trabajar en este mundo. Mi padre insistía para que estudiase medicina, pero yo me negué. Como la otra opción era volver al pueblo me matriculé en Turismo. Allí descubrí un mundo nuevo. Los veranos los aprovechaba para hacer prácticas y en una de esas ocasiones fui a Suiza a trabajar en el Hotel Beau Rivage, el mismo en el que murió la emperatriz Sissi y cuya habitación todavía se conserva. Allí conocí a numerosas personalidades de la época como Kissinger, el Rey Faisal, Juan Domingo e Isabelita Perón, o el actor Roger Moore, que estaba haciendo una campaña de publicidad para el hotel.

¿Personas difíciles de tratar para alguien que estaba en sus primeros días de trabajo?

No, al contrario, lo cierto es que toda la gente es sencilla. Al final somos todos iguales.

¿Fueron complejos los comienzos?

Todos los comienzos son difíciles. Yo estuve a punto de pasarme todo el verano fregando platos porque se requería un buen manejo de la bandeja y eso era algo que yo no había hecho nunca. El propietario me dijo que tenía más pinta de cantero que de camarero y que si no aprendía a manejar la bandeja, me quitaba del trato con el público. Ese día estuve hasta las dos de la madrugada en el vestuario con una bandeja. Al día siguiente gané el puesto.

¿Cómo crea su primer negocio?

Fue por casualidad. Viajé a Madrid con un tío mío que quería sacarse el pasaporte. Tras hacer las gestiones acabamos en El Pardo y allí estuvimos descansando en un antiguo merendero. Había mucha gente de Madrid que allí estaba en contacto con la naturaleza y estaba en venta. Pronto nos pusimos de acuerdo.

¿Cuándo adquiere el Hotel Preciados?

Este edificio había sido propiedad del Conde de Romanones. Primero compramos un antigua cafetería, el Café Varela, donde se reunían Machado, Pío Baroja y otros escritores. Más tarde lo transformamos en una marisquería y compramos el edificio entero que transformamos en hotel.

La hostelería ha sido una salida frecuente para los gallegos. ¿A qué es debido?

Es un trabajo duro del que huye mucha gente, pero a los ourensanos nunca nos ha asustado el trabajo. A los doce años un ourensano es catedrático del trabajo.

¿Qué cualidades ayudan a los ourensanos a triunfar?

El trabajo y la seriedad. Son dos cualidades que nos caracterizan y nos ayudan.

¿Cuáles son sus principales clientes?

Aquí viene todo tipo de público y de todos los estratos sociales. Es verdad que también vienen muchos gallegos porque nos conocen, pero no tenemos un restaurante especializado en comida gallega. En nuestro restaurante atendemos muchos políticos, empresarios y artistas. Gracias a la proximidad con La Zarzuela también recibimos en algunas ocasiones a los Reyes y a los Príncipes.

¿Se valoran los productos gallegos en Madrid?

Sí, mucho. Los productos gallegos están asociados siempre a una alta calidad. La gente busca carne, el pescado y los vinos.

¿Comer bien y por poco dinero son conceptos incompatibles?

Se come bien y por poco dinero en muchos sitios. En España la cesta de la compra es sensiblemente más barata que en muchos países de nuestro entorno.

¿Ha pensado alguna vez en regresar?

Son cosas que uno siempre piensa. Pero luego chocas con el gran abandono que hay del mundo rural gallego. Se han puesto en marcha algunos negocios de turismo que están ayudando a revitalizar la zona, pero todavía son insuficientes. Se ha invertido en bodegas y se ha recuperado el viñedo, pero hay que seguir trabajando.

¿Ha pensado en poner algún negocio en la Ribeira Sacra?

Sí, intenté en el pasado poner en marcha un pequeño hotel, pero las dificultades son enormes. La principal es la de conseguir terrenos, ya que la gente prefiere que estén abandonados a venderlos. Con esta mentalidad es imposible salir adelante.

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