La mendicidad es de rumanos en las villas

Inmigrantes rumanos.
El impacto de la mendicidad en las comarcas es notablemente inferior al que se produce en la ciudad. Los datos aportados por los servicios municipales hablan, más que de mendigos afincados en las villas o pueblos, de transeúntes que pasan un determinado tiempo en la población o de personas -habitualmente rumanos- que, aprovechando la celebración de ferias o mercados, ejercen la mendicidad.
Así lo confirma el alcalde de Ribadavia, Marcos Blanco, que asegura que 'aquí no hay mendigos, aunque sí transeúntes y para ellos tenemos varias medidas'. Los servicios sociales atendieron durante el 2010 a un total de 140 transeúntes. El Concello les da cinco euros para que se paguen el transporte hasta los albergues de Ourense o Ponteareas y en casos extremos -personas enfermas o ebrias, o en noches de intenso frío-, son alojados en un hostal de la villa con el que el Consistorio tiene un convenio y que asegura la pernocta y el desayuno. En 2010 sólo prestaron este tipo de ayuda a cuatro personas.

En Carballiño, el regidor local, Carlos Montes, señala que su municipio no tiene un problema de mendicidad grave, algo que parece confirmado por la Policía Local, que apunta por un lado la detección de la presencia periódica, sobre todo durante las jornadas de feria (16 y 31 de cada mes), de al menos tres personas de nacionalidad rumana que solicitan limosna a los peatones. De manera esporádica, también suelen aparecer transeúntes, que se colocan a la entrada del templo de A Veracruz coincidiendo con los horarios de misa y a los que los responsables de la parroquia de San Cibrao proporcionan un vale para comer y, si es necesario, un billete de autobús o tren para su desplazamiento.

En Bande, los servicios municipales señalan que hace años que no se da un caso de mendicidad y en Celanova la existencia de mendigos es prácticamente inexistente, hasta el punto de que la concejala de Servicios Sociales, Pilar Regueiro, señala como novedad que 'nas últimas datas observamos unha persoa pedindo na porta da igrexa'. Solo se disparan las cifras los jueves de mercado, 'coa chegada de rumanos'.

Una situación similar se vive en Allariz, donde en el último año se atendió a entre 18 y 20 transeúntes, no existiendo prácticamente la mendicidad afincada en la villa.


LA EXCEPCIÓN

Caso aparte es el de O Barco, donde Cáritas Interparroquial prestó el pasado año 552 servicios a transeúntes, 102 más que en 2009. Julio Mourelo, presidente de esta ONG, atribuye dicho incremento a la circunstancia de que en O Barco se paga una pensión a quien lo solicita y no se le aloja en un albergue. 'Debió correr la voz', comenta.

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