El mercado laboral se envejece en Ourense tras la pérdida de un 8% del empleo joven

El primer trimestre del presente año dejó datos poco halagüeños para el trabajo provincial, ya que además de mostrar una reducción del empleo arroja un envejecimiento de la masa laboral en Ourense. En los tres primeros meses del año, la provincia perdió al 8% de sus trabajadores menores de 40 años, mientras que los que tienen 50 o más años se incrementaron un 4,5% en el mismo periodo. A finales de 2021, la Seguridad Social contaba con 41.700 afiliados menores de 40 años, un registro que bajó hasta los 38.500 entre enero y marzo. Por rangos etarios, los que más fuerza laboral perdieron son los comprendidos entre los 35 y los 39 años y entre los 25 y 29, ambos grupos con una reducción de 1.000 personas. La destrucción de empleo entre los más jóvenes incluye 500 puestos de trabajo menos entre 20 y 24 años y 900 de 30 a 34. La única franja que ganó trabajadores jóvenes es la de 16 a 19 años, que pasó de 100 a 300. Al mismo tiempo, los estratos de mayor edad incrementaron su presencia en el mercado laboral. Los trabajadores de entre 55 y 59 años se incrementaron en 600, mientras que el aumento fue de 400 en el tramo de 60 a 64. En cuanto a los mayores de 65, pasaron de ser 1.100 a finales de 2021 a 1.800 en marzo. 44,5 años de media El resultado de estos movimientos es un envejecimiento medio del trabajador, cuya edad se sitúa ahora en los 44,5 años, mientras que a finales del año pasado era de 43,8 años. Hace cinco años, la edad media era de 43,6 años, mientras que hace diez era de 42,2. Sin embargo, este envejecimiento no coloca a la provincia en una peor situación que la que viven el resto de provincias gallegas. Los trabajadores coruñeses tienen, de media, 48,7 años, por los 45,7 de los lucenses o los 44,5 de los pontevedreses, que se mueven en guarismos muy similares a los ourensanos. La decana del Colegio de Economistas de Ourense, Carmen Sampayo, sostiene que “o incremento da idade media dos traballadores é a consecuencia do envellecemento da poboación”. “Este incremento é un indicador propio dunha sociedade avellentada como a ourensá, acorde ademais coa tendencia similar ao resto de Galicia e de Europa; é máis, é previsible que esta idade siga medrando nos vindeiros anos”, agregó. Sampayo considera que “hoxe en día xa non se pode pensar en termos de idade cronolóxica, temos que estar á idade biolóxica e o tipo de traballo que se desenvolve”, y destaca que el mercado laboral debe tener cabida para todos los trabajadores, independientemente de su edad. “Normalmente, nas economías prósperas hai sitio para todos, está demostrado que nas economías onde hai máis maiores traballando tamén hai máis novos desenvolvendo a súa actividade laboral”, aseveró. El profesor titular de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Empresariales y Turismo de Ourense de la Universidad de Vigo, Alberto Vaquero, agrega que “cuesta y mucho el relevo generacional, y sobre todo en una provincia tan envejecida como la nuestra”. El Servicio Público de Empleo Estatal afirma en su Observatorio Ocupacional que en Ourense “por cada 100 personas potencialmente laborables hay 189 con perspectivas de jubilación”. El experto en economía considera que detrás de la pérdida de empleo joven se esconde, en parte, la migración. “Los movimientos migratorios muestran que la población más joven - que también suele ser la más preparada- tiende a irse a otras provincias económicamente mucho más activas, en Galicia el corredor atlántico es el caso más claro. Fuera de Galicia la comunidad de Madrid o Cataluña son regiones receptoras de capital humano gallego”, destacó. Vaquero es uno de los autores del estudio “Fuga de talento de Galicia”, en el que se recomienda, entre otras medidas, “realizar un mayor esfuerzo en materia de empleo que posibilite un mejor ajuste de la oferta con la demanda de trabajo”, “impulsar las actividades relacionadas con la tecnología”, “garantizar calidad de vida a los jóvenes” y “promover estrategias de retorno”. La precariedad de buscar empleo Óscar Borrajo: “Los sueldos son bajos y las exigencias muchas” La pérdida de empleo entre el grupo comprendido entre los 25 y los 30 años se extiende a lo largo de varios sectores. Óscar Borrajo tiene 26 años y siempre se dedicó a la hostelería, pero hace seis meses se quedó en paro. Al tratar de reincorporarse al mercado laboral se dio de bruces con algunos obstáculos: “En varias ocasiones me encontré con que preferían a chicas o directamente solo las buscaban a ellas”, indica. También descartó propuestas de sueldos ínfimos por jornadas excesivas. En otras entrevistas afirma que “tener una estética poco normativa puede generar rechazo, son exigentes”. Y es que su experiencia es que son los bares más “modernos” o de reciente apertura los que se han interesado en su currículo, “algo que en una ciudad como Ourense, de pequeño tamaño, limita mucho las opciones”, reflexiona. En numerosas ocasiones, Óscar pensó en mudarse a otra ciudad para tener una cartera de opciones mayor, “también piensas que quizá es más sencillo cambiar tú para adaptarte a lo que buscan, pero realmente son los clientes y los dueños los que deberían dejar a un lado los prejuicios”. Floriana di Brisco: "No quiero un trabajo precario para sobrevivir” Floriana di Brisco vino de voluntariado a Ourense desde Lucera (Italia) y quedó prendada de la ciudad y su gente. Quiere quedarse a vivir aquí pero necesita hacerlo con un puesto de trabajo. Aunque estudió educación social en el Vaticano, “aquí he trabajado en muchos ámbitos, sobre todo relacionados con la atención al cliente, pero las condiciones laborales no eran buenas y es muy desmotivador. Yo no busco un trabajo para sobrevivir, sino al que le pueda dedicar mi amor y tiempo”, explica. Actualmente no encuentra nada relacionado con lo suyo. Por ello, está buscando algo de forma temporal pero “sin caer en trabajos duros con remuneraciones muy bajas”. Floriana cree que ser de fuera “te posiciona a veces por debajo de los que son de aquí o la experiencia laboral que traes de tu país no se valora igual”, opina. En su círculo personal, formado por gente joven, la imposibilidad de tener un trabajo digno en Ourense es un tema recurrente y, entre todos, llegaron a la conclusión de que emprender es una buena opción: “Es un riesgo, pero un trabajo temporal o con malas condiciones tampoco te garantiza nada”, dice. Marta Estévez: “Las subvenciones para emprender son muy escasas” Marta estudió integración social, primero como ciclo y luego se metió en la carrera. “Ya parto de que es un perfil muy poco reconocido por las empresas, te contratan como educadora social, te pagan menos o acabas haciendo el turno de noche de forma constante, sin poder aplicar tus conocimientos”, relata. Su experiencia laboral en un centro de menores la avocó a algunas situaciones que no le gustaría repetir ahora que busca empleo: “Te obligan a estar disponible los 365 días al año y con un sueldo bajo”, dice y añade que “al final prefieres estar en paro que trabajar 27 horas por 300 euros”. Al igual que Floriana di Brisco, Marta cree que emprender es una opción de futuro factible. “Estoy pensando en montar una empresa sobre algo relacionado con la diversidad funcional. Para ello estoy mirando subvenciones, pero la mayoría de las que se ofrecen son absurdas, te dan 5.000 euros para que montes una empresa, no tiene sentido”, critica. “O pides un crédito o difícilmente puedes arrancar”, concluye.