La nueva ourensanía | Merengue house y sóftbol, las dos pasiones de Bugy, Feliz dominicano

“Todo el mundo me conoce por Bugy”, paradójicamente enuncia con esta frase Anderson Antonio Feliz Rosario (Santo Domingo, 1984) su deseo de que le llamen por su nombre de bautizo en lugar de por su apodo. Sigue el misterio del año de su nacimiento que por un lapsus extraño no le viene a la cabeza. “Tuve una niña a muy pronta edad”, comenta, y este número así como el de las edades de sus hijos también le bailan un poco. No hay frase que acabe, claramente abrumado. Durante los cinco primeros minutos de charla con Feliz Rosario recita en estilo bien alejado al responso. Nos hace Anderson Antonio dar un paseo por Nueva York antes de conocer el motivo de su llegada a Ourense. “Antes la emigración dominicana era para allá”, informa, y cuando salimos de ese imaginario setentero de ‘spanglish’ en ‘Nueba Yol’, vemos a un hombre latino que ayer trabajó hasta tarde, siendo interrogado bajo el sol por una cámara de video. Acabáramos, enigma resuelto. “Aquí estaba la madre de la niña que me trajo”, enhebramos por fin esa aguja que nos explica el origen de su ourensanía. Una cuestión de reagrupación familiar con su expareja y madre de su primogénita, que según él es la principal razón de llegada de dominicanos aquí. “Vivía en un pueblecito que le llamaban Noia”, ya no le falla la memoria pero habla de ese pasado Anderson como si fuese legendario. Hoy tiene “dos gemelitas y un varoncito” con su actual pareja y es vecino del Puente. Sobre el 'Merenhouse' “Lo que se dice un manitas”, comenta sobre su mestier diurno, “toco de todo… el ‘merenhouse’ que también le llaman electro latino”, informa sobre su oficio en la noche. A un cierto punto de la conversación arranca un “no pares sigue sigue… se la llevó el tiburón”, para explicar el concepto, y como buen disyóquey se crece al ver que su público también lo canta. Anderson se relaja por fin y feliz como su apellido habla acerca de sus dotes artísticas que lleva desarrollando en siete de los quince años que lleva aquí. “Ahora estoy en la Dubai”, informa en referencia a la discoteca en la que trabaja como pinchadiscos. FotosEXTRAEntrevistaAndersonFeliz-LanuevaOurensania (6) Afiadores de Ourense “Tengo quince años tratando de echar para adelante un equipo de béisbol”, habla Anderson de su quinto hijo. Fundador y presidente de Sóftbol Afiadores de Ourense, representa a un grupo de aficionados que practican en un campo prestado en A Capela de San Roque, en Bentraces. “Mayormente el béisbol lo jugamos los latinos”, informa, y habla de la generosidad de la persona que les facilita el espacio “su apodo es Puga”, y del respeto y la devoción que les infunde tal deporte. “Cuando terminamos de hacer la actividad dejamos todo limpio…ponemos las marcas en el suelo con cal que luego se borra”, aclara. “Yo desistí”, concluye en relación a la idea de federar al equipo. Según él, las sucesivas llamadas a la oficina encargada de tal misión no dieron sus frutos. “Solo una vez, cuando estaba en campaña el anterior alcalde esa persona vino y conseguí una cita”, encuentro que de acuerdo a su versión, no se produjo finalmente. A Anderson le sobra estrategia en el campo pero le falla con lo burocrático. Explica esto un poco en estilo ‘alá arriba non sei dónde’ en cuanto a personas y lugares, pero con gran humildad. “El deporte evita que haya personas haciendo tonterías por las calles”, incide en la capacidad de reinserción de esta práctica. “Hay chicos que no han podido aguantar la presión económica”, de pequeños delincuentes pasamos a la dificultad de los jugadores para sufragar los costes de desplazamiento durante los partidos. Deja claro que entre los competidores nadie tiene un expediente delictivo.”Aquí si la haces la pagas”, se muestra tajante en estas cuestiones Anderson Antonio. “Quizá querría hacer muchas cosas con poco”, dice sobre sí mismo el amante de las termas, que algún día también fue joven de botella de ron y cachimba de agua. Y es hablar de ocio y alegrías que se relaja y antepone la muiñeira a un merengue no porque le guste más la pandereta sino porque piensa que lo segundo es un postre. ¿A qué anda el especialista de los ritmos latinos cuando no está en la cabina?. Empieza el cachondeo. Se rompe el tabú de los equívocos y se da paso a las más que justas ignorancias. Ocho segundos después elige a Juana Saltitopa -célebre activista dominicana- sobre Juana de Arco. Una sutil pero inquietante mueca evidencia que no sabe de qué estamos hablando. ¡Licencia para la incultura caramba!. Ríe Anderson su torpeza y el mundo ríe con él. ¡Cuánto mejor es conocerlo a través de las personas y no de los insulsos datos de la wikipedia!. Confiesa un ourensano dominicano que cuando da el número de teléfono la gente se queda pampa por la forma en la que distribuye los números, y todos los empeños en llamarle Anderson Antonio se truncan al descubrir al verdadero yo que le habita las entrañas. Porque sus ocurrencias valen oro tiene que perdonarnos Feliz Rosario, pero nos quedamos con su franco y espontáneo Bugy.