El paso de la comitiva por la ciudad finalizó en la Praza Maior después de recorrer calles abarrotadas de entusiasmo

Miles de personas siguieron con ilusión la llegada de Sus Majestades

Miles de ourensanos ocuparon las aceras e incluso la calzada para seguir el recorrido de los Reyes Magos a su llegada a la ciudad. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Desde Oriente hasta las termas de Outariz.
Sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente gozaron de una relajante estancia en las aguas calientes ourensanas antes de emprender rumbo a la Estación Empalme. La hora prevista para la salida de la cabalgata era las seis menos cuarto. Varios cientos de metros separaban el punto de origen de la comitiva real de la Plaza Mayor, pero todos estaban ansiosos por conseguir el mejor sitio. Ya en ese momento, toda la calle Progreso estaba repleta de ourensanos grandes y pequeños que con mucha emoción esperaban la llegada de los Magos de Oriente. Alrededor de las seis, una de las principales arterias de la ciudad se quedó sin tráfico y los niños hicieron de ella un territorio propio en el que descargar la adrenalina, fruto de la emoción ante lo que se venía.

Tan pronto como las primeras músicas comenzaban a llegar, los nervios iban en aumento. Ahí venían los Reyes, anunciados por un coche de Policía. Los más precavidos comenzaban a asomar una bolsa para recoger caramelos, cuantos más, mejor. Los que antes no dejaban de moverse delante y atrás permanecían ahora clavados en el suelo, saltando sin saltar y sin contener la sonrisa.

La Banda de Música municipal tocaba 'Feliz Navidad'. Tras ella, el tren turístico vistiendo elegantes adornos navideños y acompañado de los literarios Os Bolechas. Una tras otra fueron pasando las comparsas. Llegaron los pajes reales y muchos pequeños corrieron raudos a entregarles sus cartas con la esperanza de llegar a tiempo para que todo estuviese en orden llegada la noche. Al ritmo de la percusión de 'Trópico de grelos' bailaba un monstruo marino de 12 metros dando paso a la comitiva de Melchor. 'El primer rey', gritaban los niños. Después, Gaspar a pocos metros saludaba desde su trono. El tercer rey, Baltasar, se hizo esperar. La emisión en directo de la televisión frenó su marcha al comienzo de Progreso, dando lugar así a la inquietud de algunos y las sospechas cómicas de otros. Le precedía un autobús lleno de personajes, entre los que destacaba el mediático Xabarín, que hizo las delicias de los más pequeños.

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