En 2014, en una iglesia milenaria de Qaraqyosh, la ciudad con más cristianos de Iraq , los terroristas del Estado Islámico profanaron el templo. Entonces, invadían la Llanura de Nínive de la que los católicos escapaban. Era habitual que el Daesh utilizase objetos litúrgicos para probar su puntería con las armas. En uno de esos ensayos, dispararon al cáliz custodiado en la capilla de Qaraqyosh. El vaso sagrado se perdió entre los escombros, hasta que un joven cura lo rescató de las ruinas. El padre Salar Kajo, iraquí, lo custodió hasta Siria. Tras una visita del Papa Francisco a los devastados templos de Qaraqyosh, al norte de Iraq , el cáliz se tornó en símbolo de la persecución del cristianismo. La copa, con los profundos impactos de bala, emprendió una gira mundial sin precedentes, que ayer recaló en Ourense.
Los fieles que ayer se acercaron a la iglesia de Santa Eufemia de la ciudad, se sorprendían con el pequeño altar improvisado para albergar el cáliz de Qaraqyosh -el vaso adoptó el nombre de la ciudad en la que se halló-. Desde las nueve de la mañana se exhibió al público en la iglesia para que los creyentes pudiesen venerar este objeto litúrgico.
El obispo, Leonardo Lemos, ofició una misa a las 12,00, donde presidió la eucaristía con el cáliz tiroteado. Fue la última vez que los ourensanos pudieron observar el famoso cáliz, un vaso sagrado protagonista de una peregrinación por todas las Diócesis del mundo. Hace apenas unos días estaba en Lalín, pero también pasó por Huesca, Álava, Murcia, Gijón, Cádiz o Granada.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada está detrás de esa singular gira. Los seminaristas también tuvieron su encuentro privado con el cáliz. En el Seminario se celebró una eucaristía por los cristianos perseguidos.
