Una tesis concluye que estas situaciones son más difíciles de controlar por su escasa relevancia
La violencia escolar es un tema que presenta una cierta intermitencia mediática. Los problemas en las aulas parecen trascender solo cuando llevan ligada la tragedia, como ha sucedido recientemente con la madrileña de 16 años que se suicidó por el acoso escolar al que se veía sometida, los cinco detenidos en la capital por publicar un vídeo vejatorio de una compañera de instituto o con el niño que irrumpió en su instituto de Barcelona armado con una ballesta y asesinó a un profesor.
Sin embargo, este problema vive en la constancia y tiene en los pequeños actos de indisciplina su principal amenaza. Así lo recoge una tesis doctoral elaborada por el psicopedagogo Enrique Álvarez Roales, que recoge entre sus principales conclusiones que los alumnos gallegos "reconocen que fundamentalmente existen problemas de disrupción en el aula".
Este tipo de conflicto es identificado por el psicopedagogo como "molestias constantes en clase". Los propios alumnos reconocen que ellos mismos o sus compañeros realizan con frecuencia acciones como mover una silla para hacer ruido, levantarse para ir a la papelera o al baño, preguntar cosas sin sentido o hablar sin pedir permiso. "Son cuestiones que si se abordan de forma aislada no tendrían ningún tipo de repercusión importante, pero que producidas en el tiempo de forma constante son como un enemigo pequeñito que está ahí molestando cada vez más", comenta.
La aparente inocencia de estas acciones las convierte en difíciles de controlar por los docentes, apunta Enrique Álvarez. "Es complicado porque no se pueden atajar, pero son situaciones que van quemando mucho al docente", explica el psicopedagogo.
Este trabajo estuvo dirigido por los profesores del Campus José Domínguez Alonso y Antonio López Castedo. Las conclusiones se obtuvieron a partir de la realización de una encuesta a alumnado de Secundaria de las cuatro provincias gallegas, con una muestra que comprendió un total de 4.943 estudiantes, de los que un 29% proceden de la provincia de Ourense, mientras que un 30% corresponde a alumnado pontevedrés, un 24% de A Coruña y un 17% de la provincia de Lugo. Los alumnos puntuaron su perspectiva sobre distintos tipos de violencia escolar.
