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Música y baile en el primer instituto de la provincia

Aquí estuvo el primer Instituto de la provincia. Hoy es Residencia de sacerdotes. Por suerte se conserva el letrero del edificio primitivo.
photo_camera Aquí estuvo el primer Instituto de la provincia. Hoy es Residencia de sacerdotes. Por suerte se conserva el letrero del edificio primitivo.

El 1 de noviembre de 1845 las autoridades locales y muchos vecinos de la ciudad, se lanzaron a la calle para festejar la inauguración del primer Instituto de Enseñanza Media que se abría en la provincia (hoy “Otero Pedrayo”). Hubo bombas, gaitas, banda de música, desfilaron los gigantes y cabezudos y se bailó en la Plaza Mayor. Se celebró un solemne Te Deum en la catedral y la colocación de una placa que daba nombre a la calle del Instituto (antes de Santa Eufemia y hoy de Lamas Carvajal). Para los asistentes al acto hubo además dulces, vinos y licores. Esos festejos y los discursos pronunciados en la ceremonia se publicaban tres años después en un folleto de 36 páginas, primorosamente editado en papel de algodón con cenefas decorativas y marcas de agua.

En el prólogo anónimo del folleto se explica los esfuerzos que supuso la creación del nuevo Instituto. Se crearon arbitrios especiales para conseguir dinero, pero lo que más costó fue encontrar un edificio en el que instalarlo. El elegido fue el Seminario Conciliar de San Fernando, pegado a la Iglesia de Santa Eufemia, antes sede de los jesuitas y entonces ocupado por la Escuela Normal de maestras y un retén de guardias municipales. Todos fueron desalojados y en su lugar se montó el Instituto, la Biblioteca Pública y el Museo de Pintura que no llegó a funcionar.

Respeto y veneración

“Hoy es el día más grande de mi vida”, decía en su discurso inaugural el gobernador civil, Manuel Feijóo y Río, a quien se le reconoce el mucho interés que puso en la creación del Instituto . “Se consiguió a fuerza de empeño, constancia y la ayuda de las autoridades locales” asegura, después de culpabilizar a la ignorancia de todos los males que se producen en el mundo. En su discurso don Manuel rechaza “a los alucinados por la libertad y los absolutismos”, y propone instrucción extensa y razonada “que perfeccione al hombre física, moral e intelectualmente”. A los profesores les pide que cumplan con su tarea de enseñar y a los alumnos “docilidad, respeto y veneración”.

Por su parte, el primer director de la institución recién inaugurada, don Cesáreo Paz, declara a la Ilustración como “la base de la felicidad”, y canta las excelencias de casi todas las ciencias que allí se van a enseñar, entre otras el Latín, la Mitología y la Ética. En el folleto se incluye un largo poema firmado por J.M.B. cantando las glorias de la cultura y el saber. Fue un día glorioso para la provincia. El Instituto inaugurado con tanta solemnidad y alegría se convertiría durante varios años en el dinamizador de la vida cultural de la ciudad. (Fondo Biblioteca Diputación).

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