El matrimonio que viajaba en el 'Costa Concordia' junto a su hija relata su amarga experiencia

Los náufragos de Cea, en casa: 'Creí que nunca más os vería'

José (izquierda), con su yerno. Anunciación (centro) y María José (derecha), con su hijo.  (Foto: MARIÑO PINAL)
La familia de Cea que sobrevivió la noche del pasado viernes al naufragio del barco italiano 'Costa Concordia' ya descansa en su domicilio.
José Virgilio y su esposa, Anunciación Fernández, junto con su hija María José, llegaron a las 09,20 horas de ayer a la estación de Ourense-Empalme en un tren procedente de Barcelona. En el andén los esperaban su yerno, José Manuel Folgoso, sus nietos y varios familiares que, nada más detenerse el convoy, corrían buscando por todas las ventanillas para avistarlos. '¡Están ahí!, ¡están ahí!', alertaba uno de los nietos al resto de familiares. El matrimonio y su hija también se percataron de su presencia desde el interior y nada más abrirse las puertas del vagón se fundieron en un abrazo. 'Creí que nunca más os vería', repetía entre sollozos Anunciación abrazando a sus nietos y yerno. El reencuentro incluso emocionó a los múltiples viajeros que a esa hora esperan en la estación ourensana.

Cansados del largo viaje (emprendieron el regreso el pasado domingo en un microbús desde Roma hasta Barcelona, donde se subieron al tren), el matrimonio sólo tenía palabras para agradecer la preocupación y la solidaridad que les llegó desde Ourense. 'Gracias, muchas gracias a todos', repetía José Virgilio.


FRÍO Y MIEDO

Mientras, María José, recordaba los momentos vividos tras el naufragio. 'Sufrimos pánico, porque todo el mundo quería salir del barco', explicó, añadiendo que ellos fueron de los primeros en pisar tierra. 'Nos llevaron a una iglesia. Estuvimos bien, pero pasamos mucho frío porque no había calefacción'. Al día siguiente, en otro barco, los trasladaron a un hotel en Roma, donde les esperaba otra odisea. 'Dejamos todo en el buque y mi madre precisaba tomar un medicamento', comenta la hija del matrimonio.

Anunciación Fernández sufrió un trasplante de riñón y necesitaba la medicación. En un principio, los servicios de emergencia italianos sopesaron la idea de trasladarla en avión a Madrid, pero en el primer vuelo ya no había plaza. 'Me planté en un hospital y conseguí la medicina', recordaba ayer emocionada María José. 'Ahora, tenemos que pasar página, pero va ser muy difícil olvidar lo que pasamos', añade.

El matrimonio se embarcó en el 'Costa Concordia' para celebrar sus bodas de oro. Su hija fue la que preparó las vacaciones, pero consciente del trasplante de su madre y la delicada salud de su padre (tiene problemas de corazón) decidió acompañarlos. 'Tras la tragedia, reconozco que me sentí culpable por sacarlos de casa. Pero ahora ya estamos aquí', apuntó, agradeciendo la solidaridad de los vecinos que los acogieron en la isla de Giglio, en cuyas aguas encalló el buque. 'Se portaron bien con nosotros ofreciendo mantas y lo que buenamente podían', destaca María José.

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