ATRACO EN OURENSE

‘No tuve miedo, pero tras ver la pistola, el bocadillo no entra'

<p></p>
photo_camera Portabales explica cómo los atracadores ocultaron el rostro.

Dos encapuchados atracaron una sucursal en A Derrasa y ataron con bridas a tres personas

Antonio Portabales Fernández (67 años) se disponía a retirar dinero de la oficina de Abanca en A Derrasa (Pereiro de Aguiar) para encarar un puente festivo, con gastos sobrevenidos por una comida entre amigos, cuando se convirtió sin querer en el rehén de un atraco. "Nunca me vi en un lío de estos...; no tuve miedo, pero, tras ver una pistola y un cuchillo, el bocadillo de la mañana no entra", aseguraba ayer horas después del asalto.

Este vecino de Casanova (Pereiro) fue uno de los tres clientes que estaba en la oficina a la 09,30 horas cuando dos hombres, no muy altos, que se hicieron pasar por obreros, vestidos con fundas de trabajo, llamaron al timbre. Una vez en el interior, se cubrieron la mitad de la cara con medias e intimidaron al único empleado con "una pistola pequeña y un cuchillo bastante grande".

Según Portabales, los atracadores no exhibieron malas formas y tampoco demasiada profesionalidad: "Nos dijeron que estuviéramos tranquilos, que no nos iba a pasar nada". Querían el dinero de la caja fuerte pero el sistema de apertura con retardo enseguida los disuadió y cogieron las monedas del mostrador. Según Antonio, "una poca chatarra que había en la mesa". Según la Guardia Civil, unos 100 euros.

Posteriormente, sujetaron las manos del empleado y dos clientes con "esas correas para atar tomates" (bridas de nylon). A la única mujer que estaba en el lugar, la obviaron. Tampoco en estos meneteres exhibieron demasiada competencia: "Según se fueron, hicimos un poco de fuerza y conseguimos soltar las manos sin problema", relata el testigo. Eso sí, los atracadores usaron guantes para no dejar huellas.

A los "dos o tres minutos" llegó la Guardia Civil y las víctimas del asalto comenzaron a tomar conciencia de lo sucedido. Primero, ante los investigadores. Después, ante los vecinos que querían saber de primera mano los detalles del robo.

También hubo testigos periféricos del suceso. Máxime, teniendo en cuenta la ubicación de la sucursal, en plena recta de la OU-536, lindante con una oficina de Correos y justo enfrente del supermercado de la localidad y el bar A Derrasa. Por los vecinos que a esa hora pululaban por la zona, la Guardia Civil sabe que los dos asaltantes se desplazaron al lugar en un Citroen Xsara "de color amarillento". Y que incluso tenían plan de camuflaje: detuvieron el coche frente a una vivienda en construcción y se pusieron los monos de trabajo para hacerse pasar por obreros del sector, tal como relata María José Casmartiño. Es sí, portaban mochilas que delataban su verdadero oficio.

Lo que no está demasiado claro para los testigos es la nacionalidad de los delincuentes. Mientras que algunos los describen como "personas con tez morena" otros hasta se atreven con la nacionalidad -"colombianos"-. Sin embargo, Portabales, quien los llegó a rozar, los vio "blanquitos" y hasta entendió que hablaban en una mezcla rara de "gallego y castellano".

La actividad de la oficina bancaria continuó durante la mañana aunque el empleado al que intimidaron con la pistola y el cuchillo fue auxiliado por otra empleada de la sucursal de Esgos. "Manolo está muy afectado pero le pusieron refuerzos", aseguró un cliente a la salida del banco. La entidad impidió a los medios de comunicación acceder al interior con un guardia de seguridad en la puerta principal.

Te puede interesar