La próxima exposición de Florencio de Arboiro, que se inaugurará el 2 de julio en el Parador de San Estevo, es una inmersión en el mundo de la locura y la mente humana, después de haber convivido durante más de treinta años con los pacientes de Toén.
Florencio de Arboiro se jubiló después de trabajar durante 32 años como maestro de taller de artes plásticas en el Hospital Psiquiátrico de Toén, fundado por el Doctor Cabaleiro Goás hace 50 años. Fruto de esa larga estancia nace la exposición La huella de un psiquiátrico, que se inaugurará el 2 de julio en el Parador de Santo Estevo. Ésta no es sino un recorrido por las mentes de muchos de aquellos locos que desfilaron por la institución, señala el artista, desde los años en que el Hospital, bajo la dirección de Cabaleiro, era un centro innovador, a los días en que la decadencia se apoderó de todo lo que hay allí dentro.
El artista ataca la atmósfera de la locura a través de distintos lenguajes. La exposición incorporará, por una parte, una serie de figuras en madera y bronce con las que De Arboiro homenajea a los internos, buscando expresar los impulsos que los dominan, desde la furia o el rechazo al delirio o el ensimismamiento.
Incluye también la exposición material que el artista ha ido recuperando del psiquiátrico a lo largo de los años (fotografías, maletas, puertas y otros objetos personales) sobre los que la mano del autor interviene posteriormente. La obra de Arboiro, en un intento consciente de abordar un tema tabú como la locura, se muestra hondamente influenciada por su experiencia en el psiquiátrico.
El artista ataca la atmósfera de la locura a través de distintos lenguajes. La exposición incorporará, por una parte, una serie de figuras en madera y bronce con las que De Arboiro homenajea a los internos, buscando expresar los impulsos que los dominan, desde la furia o el rechazo al delirio o el ensimismamiento.
Incluye también la exposición material que el artista ha ido recuperando del psiquiátrico a lo largo de los años (fotografías, maletas, puertas y otros objetos personales) sobre los que la mano del autor interviene posteriormente. La obra de Arboiro, en un intento consciente de abordar un tema tabú como la locura, se muestra hondamente influenciada por su experiencia en el psiquiátrico.
