El alegato contra el consumismo y contra Halloween que realiza el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, ya se ha convertido en “tradición” por estas fechas. Con motivo de la celebración, el prelado anima a los jóvenes a disfrazarse de “santos” en lugar de “celebrar la fiesta a través de aspectos esperpénticos de la muerte, máscaras, disfraces de personajes del mundo de la ficción y del terror”. Lemos reflexiona sobre la muerte, “que da la sensación de que es una realidad poco seria y que puede tomarse a broma, o incluso se llega a caricaturizar con expresiones del terror fantástico que lleva a nosotros a través de la televisión”.
Por todos estos motivos, el obispo ourensano anima a celebrar el “Holywins” -algo así como que los santos ganan-, en lugar de Halloween. “De todos es sabido que el pueblo gallego guarda un especial cariño y reverencia a sus difuntos. Pero de un tiempo a esta parte se está extendiendo la costumbre, en muchos aspectos ajena a nuestra cultura multisecular, de celebrar Halloween, distorsionando un hecho tan serio como el morir, gracias a la fuerte influencia de las cadenas comerciales”. El obispo apunta que Halloween “ha llegado a penetrar incluso en los centros confesionales cristianos que se dedican a la docencia”.
“La sociedad de consumo ha visto un filón interesante para exportar del mundo estadounidense los aspectos lúdico-comerciales del Halloween, por cierto, con mucho éxito”, añade. La “contraprogramación” cristiana es el Holywins: “Se invita a vestirse de santos, de manera especial, de los santos preferidos y aquellos a los que se tiene especial devoción, para expresar así que la muerte también tiene otro rostro, el de aquellos que a lo largo de sus vidas se entregaron al servicio de los demás y lucharon por encarnar en su existencia las virtudes humanas y sobrenaturales”.
CREATIVIDAD POSITIVA
El obispo felicita a las delegaciones episcopales por “dejarse llevar por la creatividad positiva” al apostar por Holywins. “A pesar de los aparentes fracasos, les animo a seguir con este empeño que no solo es una tarea evangelizadora sino también, una realidad auténticamente cultural”.
