Intenso y entusiasta, Willy era de esa clase de ourensanos a los que solías encontrar en un lugar inimaginable, el día menos oportuno a la hora menos pensada, para acabar dedicando horas a escuchar y escucharle entre paseos, risas, anécdotas y cientos de experiencias increíbles.
Zamorano en origen, ourensano por adopción de los de siempre, vital, conversador, deportista y vividor en el más puro sentido de aquellos que tienen en la vida asignatura referente y a vivir dedican tiempos y anhelos; José García-Calvo -el “capitán Willy”, como por mucho que ascendiera grados en su escalafón militar era conocido y nombrado desde su etapa en la COE ourensana-, presumía Willy de amigos, de recuerdos, del desierto que amaba y al que llevó buena parte de sus logros deportivos, de familia, de lo hecho hasta el momento y más de lo que aún quedaba por hacer. De memoria infinita, tuvo en el Ejército profesión; devoción en Montse, su compañera; y en el deporte mucho más que una actividad a la que dedicó horas y esfuerzos una vez con el empleo de coronel pasaba a la reserva primero y de forma previa a su paso a situación de retiro.
De sus andainas, carreras y larga lista de kilómetros recorridos daba cuenta y premiaba la Gala +Deporte de La Región -publicación y empresa en la que trabajó un tiempo y con la que colaboró casi toda la vida-, que en el año 2014 le reconocía con su galardón al Espíritu deportivo, espíritu que él mismo desgranaba y recordaba tras recibir la estatuilla del premio de manos de su bienquerido amigo y compañero Casiano.
