Obituario | María del Pilar, faro de la familia

En 1949, María del Pilar fundó su familia con su compañero de bachillerato, Pelayo, con el que se casó y vivió hasta la primavera del año 1990 en la que él falleció

Los faros, son torres con ópticas y sistemas codificados, y desde siempre son una referencia cuando el navegante está cerca de la costa. Sus haces de luz, provenientes de las lentes Fresnel, transmiten una silenciosa información al navegante.

Así son las madres: referencia, luz, cercanía…cuando lo consideran oportuno silenciosas. Sus torres están asentadas en roca, terrenos firmes y consistentes donde las estructuras no son débiles, sino robustas y fuertes. Aguantan el oleaje, los vientos, las tempestades y periodos de calma dando siempre serenidad y paz.

La nuestra, María del Pilar, hija de Francisco Álvarez Rodríguez, natural de Tiedra, provincia de Valladolid y de Manuela Fernández Mosquera, nacida en Tamallancos, Vilamarín,  ha sido referencia para toda su familia de origen, en la que siendo joven, pronto tuvo la experiencia del fallecimiento primero de su hermana y al poco tiempo de su madre, experiencia que le sirvió para ser la segunda madre de su sobrino y ahijado Juan Francisco (Tito).

 Ella, en 1949, fundó su familia con su compañero de bachillerato, Pelayo, con el que se casó y vivió hasta la primavera del año 1990 en la que él falleció. Si alguna característica prevaleció en ambos, fue su inteligencia, honradez y fidelidad. 

Hoy no corresponde hablar de su vida que daría para escribir un libro con sus muchas vivencias. Ella estaría dando gracias a todos por haberos interesado,  tantos años por su vida, por su familia, por sus enfermedades que comenzaron poco antes del año 2000.

En su nombre lo hacemos nosotros, su familia, comenzando por los médicos, enfermeras y cuidadoras que la atendieron con tanto cariño y, de manera especial, al doctor  D. Emilio Rodríguez García. Años y años fue su médico de referencia haciéndose presente hasta sus últimos momentos.

Los dos días finales de su vida también fue asistida por el servicio del 061, médico de familia, y por el servicio HADO del Hospital, a ellos nuestro reconocimiento por la sensibilidad y  profesionalidad que nos han mostrado.

A todos los que nos han visitado en el tanatorio, familiares, amigos, sacerdotes, religiosas, vecinos, a todos  los nos han hecho llegar sus condolencias por diversos medios y  a los que han viajado desde distintos puntos de la geografía, nuestro más sincero agradecimiento.

Gracias a los servicios funerarios de Vilamarín, a los vecinos de Tamallancos, nuestra segunda casa, Bouzas y alrededores. Reconocimiento a todos por  haber asistido el domingo, día 15, al funeral en la parroquia de Santa María de Tamallancos, y el lunes día 16,  en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Fátima. Su presencia, acompañamiento y oraciones  nos han reconfortado a nosotros y a nuestras familias.

Agradecemos  a D. Celso Lourido y a D. Pablo López y  a los  sacerdotes concelebrantes su presencia, y  las facilidades que nos han proporcionado en el desarrollo de  todos los actos litúrgicos, así como a D. Manuel Andrés Ferrero que le administró el sacramento de la Unción de enfermos dos días antes de su fallecimiento.

Disculpas por las omisiones, siempre queda algo por manifestar.

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