Once jurados sin móvil

Los nueve jurados y dos suplentes (sin voz ni voto salvo el impedimento de alguno de los titulares) seleccionados para deliberar sobre el llamado “crimen de la herencia” regresaron ayer a las 09.30 horas al Pazo de Xustiza de Concepción Arenal. Pero esta vez no pasaron a la sala de vistas de la Audiencia, tal como ocurrió la pasada semana. Se quedaron en la dependencia reservada a las deliberaciones, en torno a una mesa oval y los tomos del sumario. El presidente del tribunal, el magistrado Manuel Cid Manzano, les entregó el objeto de veredicto, quince cuestiones que deben declarar probadas o no probadas y en las que se les echa un cable: se les especifica si son hechos desfavorables o favorables para los inculpados, Francisco Javier González Hermida y Óscar González López. Todo para llegar a una conclusión final de inocencia o culpabilidad. Los hechos desfavorables que se consideran probados necesitan al menos siete votos de nueve. Los favorables, cinco. ¿Mataron a Fernando Iglesias Espiño el 11 de agosto de 2018 siguiendo un plan preconcebido para quedarse con una herencia que acababa de cobrar tras la muerte de su madre? La fiscal cree que 22.490 euros, el dinero que tenía la víctima en la cuenta, fue el precio que pusieron a la vida del recluso al que conocieron en el centro penitenciario de Pereiro de Aguiar. Según esa tesis, materializaron el plan en un permiso penitenciario del perjudicado. Los abogados lo niegan y aseguran que no hay pruebas para recluirlos más de 20 años en la cárcel. Uno de ellos, el letrado de Óscar, apeló en su exposición final a tener en cuenta la duda razonable para pedir un veredicto de no culpable. Precisamente, la duda razonable fue lo que hizo cambiar en “Doce hombres sin piedad”, la película de Sidney Lumet, el resultado inicial en un caso de un chico acusado de matar a su padre. Los jurados, que cobran 67 euros diarios y kilometraje, dedicaron mañana y tarde a discutir sobre si hay o no pruebas para condenarlos. Desde que se les entregó el objeto de veredicto quedaron completamente aislados e incomunicados. Sin teléfonos móviles, sin posibilidad de contactar con familiares o amigos y sin opción para relacionarse con nadie que no sea jurado o personal de la Audiencia. Esta situación se mantendrá hasta que decidan. Pasadas las ocho de la tarde, se retiraron a los hoteles seleccionados en esta ocasión, custodiados por policías nacionales. En las habitaciones, no pueden ver la televisión ni tener acceso a ningún tipo de información del exterior. Y así, hasta que finalmente decidan.