OUFF

La organización del OUFF saldrá de un concurso público, aún sin bases

La Concejalía de Cultura anunció esta decisión "en base a informes técnicos" y la ciudad se queda sin festival este año 

Ya hay solución oficial para el conflicto del OUFF: la licitación mediante procedimiento abierto para el contrato de servicios de organización de esta XXIII edición. Parece que de poco han servido las reuniones, las búsquedas de soluciones posibles, los intentos de encontrar salidas alternativas o las promesas al equipo del festival. El punto final del conflicto se sitúa en el mismo punto de partida: seguir al pie de la letra la nueva ley de contratos, que ya entró en vigor en el mes de marzo. 

Para llegar a esta decisión quizás hubiese sido mejor, tal y como dice el refranero popular, no haber mareado tanto la perdiz durante estas semanas y haber evitado así la pérdida de un tiempo valioso. 

Mientras el regidor de la ciudad, Jesús Vázquez, defensor de Fran Gayo, de su concepción de festival y de su equipo, se encuentra aún de viaje en China, la Concejalía de Cultura hacía pública, mediante un escueto comunicado, la decisión adoptada, que justifica subrayando que "ven motivada polos informes técnicos solicitados pola Concellería de Cultura con respecto á entrada en vigor da Ley 9/2017, de Contratos del Sector Público". 

Mantener la legalidad. Esa es, según ha manifestado la concejala de Cultura, Belén Iglesias, la máxima que se ha tenido en cuenta a la hora de encontrar una salida al OUFF, incidiendo en que "está avalada por los informes de los técnicos". Si esta era la única fórmula, ¿por qué se esperó hasta ayer para ponerla en marcha?


Pasos


¿Qué pasos se deberán seguir ahora tras este anuncio? Lo primero que habrá que hacer será la elaboración de las propias bases que regirán el concurso, en el que habrá que especificar qué requisitos deben cumplir los aspirantes, qué funciones deberán asumir y qué objetivos deberán cumplir, entre otras cuestiones. ¿El plazo? La previsión, o el deseo, es que puedan estar publicadas antes del 3 de septiembre. 

Una vez que esto suceda, y tras haber planteado los pertinentes plazos de presentación de candidaturas, con sus posibles requerimientos posteriores y demás cuestiones legales, finales de noviembre podría ser la fecha de la adjudicación del contrato.

Y a partir de ahí, los ganadores de esta licitación tendrán que comenzar el laborioso trabajo que implica poner en marcha un festival de estas características. Imposible, por lo tanto, que el OUFF se celebre en 2018. ¿Para cuándo entonces? No se sabe. Cultura no puede concretar ninguna fecha porque irá en función del cumplimiento de estos plazos que, de momento, sólo son una previsión.

Pero cuidado, todo transcurrirá así, siempre y cuando se cumplan dos condiciones indispensables: que concurran candidaturas al concurso y que estas cumplan los requisitos de las bases. 

En este sentido, Ourense cuenta con un triste precedente que repite parte del argumentario actual: la Banda de Música municipal, que ofreció su último concierto en julio de 2015. En febrero de 2016, y ante las protestas de los músicos de la banda, el Concello decidía entonces retirar su intención de convocar un concurso público, anunciando que buscaría otras posibles fórmulas de contratación, aunque finalmente salió a concurso público abierto porque según Belén Iglesias, también en aquel momento era "la única opción posible". Desde entonces, dos convocatorias y ninguna con resultado. Precisamente, ayer Belén Iglesias insistó en que habrá otra convocatoria. Tal vez a la tercera vaya la vencida. Mientras, ya han pasado tres años sin banda de música.

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