Óscar Rivero: "A veces parece que el Gobierno quiere que los científicos emigremos"

El matemático ourensano Óscar Rivero aterrizó en el Reino Unido el 1 de marzo. Se encuentra en la Universidad de Warwick (Coventry), inmerso en el estudio de la teoría de los números y profundizando en una conjetura cuya resolución, casi “imposible”, le reportaría un millón de dólares. Cuenta con una beca de dos años de la Royal Society para extranjeros con doctorado. El científico limiano, que logró dos medallas de oro en la Olimpiada Matemática Nacional y dos de plata en la internacional, valora el talento para esta rama de la ciencia de los investigadores de la provincia, pero sostiene que el sistema actual lleva a la “fuga de cerebros” como consecuencia directa. Además, es crítico con las denominadas “revistas depredadoras”, publicaciones académicas acusadas de sustituir el avance científico por el mercantilismo. También sostiene que la educación ha perdido calidad y contenidos en las últimas décadas. De Xinzo a Barcelona y luego a Coventry, ¿experimentó un “choque cultural”? La verdad es que el tiempo es muy similar al de Santiago o A Coruña. Casi es más distinto en Barcelona, donde estudié el doble grado, que tiene un invierno cálido. Después de aquella etapa, llegar a Inglaterra fue como volver a Galicia. Sí es cierto que los españoles somos personas más próximas y los anglosajones más distantes. ¿Hay talento en la provincia? Sí, en todas las etapas, con científicos ya consolidados como Miguel Domínguez (Lobios), especialista en geometría diferencial, y jóvenes con potencial para ser también grandes investigadores. Usted es medallista en varias olimpiadas matemáticas, ¿las tenemos algo olvidadas con respecto a los JJOO? (Ríe). Las olimpiadas matemáticas tienen mucha importancia porque son una fábrica de vocaciones para impulsar el talento, y, de hecho, tuvieron un impacto muy grande en mi vida, pero incentivar el carácter científico no es incompatible con el deporte de alto nivel. En realidad, países avanzados como Inglaterra o Francia también tienen programas deportivos más acertados. Ahí se aprecia la importancia de una buena política a largo plazo, tanto en el campo de la ciencia como en el deporte. En España, el sistema de becas ADO es cortoplacista y nos dejó muy atrás. En sus redes sociales, es crítico con el sistema de enseñanza. Me gustaría separar la docencia preuniversitaria y la universitaria. En el primer caso, creo que cada vez se imparten menos contenidos, y los libros de texto de la época de mis padres son la prueba. Además, en estas etapas hay demasiada ingerencia de factores externos a la hora de marcar las pautas educativas, para las que no se tiene en cuenta a los profesores y su gran labor, y cada vez hay menos matemáticos dando clases de matemáticas en los institutos. ¿Y a nivel universitario? Cada vez hay menos investigación, y los salarios, para los científicos que se encuentran en sus primeras etapas, son insultantes. Parece como si alguien en el gobierno buscara directamente que los científicos emigraran. El sistema está dañado porque la manera principal de entrar en él es como ayudante, con contratos de cinco años muy precarios, lo cual resulta poco atractivo. Y, además, están los trienios: por cada tres años en cada comunidad adquieres el derecho a un sueldo extra. En otras palabras, se perjudica en los salarios a quienes viajamos al extranjero. Se tiende a la endogamia, a que la gente no se mueva, mientras todo el mundo civilizado busca lo contrario. ¿Qué opina con respecto a la polémica sobre las “revistas depredadoras”, publicaciones académicas que cobran por el procesamiento de artículos? El problema es este sistema enfermizo, en el que solo cuenta el número de publicaciones que has hecho, sin poner en valor la calidad. Así proliferan las “revistas depredadoras”: tú pagas y en unos días está publicado. Todo gracias a un sistema de promoción propio de otro siglo. Al conceder una plaza a quien simplemente ha hecho más artículos, incentivas estas prácticas. En otros países, como Reino Unido, grupos de expertos analizan tus publicaciones y su grado de importancia. Hay personas que han ganado la medalla Fields (el equivalente a un “Nobel de Matemáticas”), y en España no podrían ser profesor fijo. Tienen artículos muy largos y buenos, sí, pero no les alcanza para el concurso de una plaza. Aquí medimos a peso. ¿Cuál es el cometido de su investigación actual? Profundizar en la teoría de los números, analizando las propiedades de los números enteros, y resolver las ecuaciones más importantes en este ámbito, principalmente la conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer. Este es uno de los catalogados como “problemas del milenio”, por cuya solución se paga un millón de dólares. No obstante, estamos muy lejos de resolverlo, pero algunas de las estrategias en torno al problema ya tienen aplicaciones prácticas. Nuestro objetivo es, al menos, llegar a entender la conjetura: son muchos los matemáticos que defienden que no se resolverá en 50 años. ¿Y en qué consiste la conjetura? Las curvas tienen asociado un valor invariante, su género. Y las podemos dividir en tres grupos. Las curvas de género 0 siempre cuentan con un número infinito de puntos racionales, y las de género mayor que 1 un número finito de ellos. Pero en el último grupo, las de género exactamente 1, es decir, las elipsis, se pueden dar ambos casos. Por tanto, la conjetura se basa en determinar si los puntos racionales de una elipsis son infinitos o no y detallar este mecanismo. ¿Y cómo explicaría la importancia de esta investigación? Es un caso similar al del teorema de Fermat, propuesto en 1642 y resuelto tres siglos después. La solución (una demostración de que, realmente, no tenía solución), llegó en 1993, pero en el proceso ya se habían descubierto objetos tan interesantes como las formas modulares. Lo más importante es lo que descubres en el camino, más que la resolución en sí. Y la mía es un área muy teórica, pero tiene aplicaciones en el encriptado de imágenes. A menudo, y con el tiempo, de la teoría se pasa a la práctica: la teoría de la relatividad de Einstein es la base de los sistemas GPS. Invertir en ciencia pura acaba suponiendo siempre un impulso para la sociedad a largo plazo. Los países que más invierten en ciencia disfrutan de mejores condiciones de vida. Hace falta mucha visión, eso sí. Si inviertes en matemática pura, el retorno no llegará en 10 años.