Alexandra Coello estudió la supervivencia de microalgas en los climas extremos del Ártico y la Antártida

La ourensana que volvió del frío

El barco 'Hespérides' de la Armada en el Polo Norte.
Con tan sólo 25 años, Alexandra Coello ha recorrido medio mundo para hacer realidad un sueño: viajar hasta las zonas más frías del planeta con objeto de escudriñar el fondo marino del Ártico y de la Antártida. A bordo del buque de la Armada ‘Hes pérides’, esta ourensana, licenciada en Biología, consiguió una beca que le llevó a participar en varias expediciones y compartir su trabajo con otros científicos españoles. Allí su tarea fue la de estudiar el fitoplancton, unas microalgas muy abundantes en la zona.
Alexandra Coello no se lo podía creer cuando le comunicaron la noticia. Nada más terminar los estudios de Biología en Santiago de Compostela, y con tan sólo 25 años, esta ourensana ‘de toda la vida’ -como ella misma diceconsiguió una beca que le llevó a participar en una expedición científica rumbo al Círculo Polar Ártico. Pero la alegría fue doble: Alexandra iba a ser uno de los pocos científicos españoles en participar en la primera expedición española en llegar a esta zona del planeta a bordo del barco ‘Hespérides’, al cruzar el paralelo 80 grados Norte a la altura del estrecho de Fram, muy cerca de las islas de Svalbard, en la zona norte de Noruega.

La hazaña ocurrió en el mes de junio de 2007, año en el que se celebró, además, el Año Polar Ártico, con el que España contribuyó con su pequeño grano de arena a través de la campaña Atos-Ártico, con el objetivo de estudiar el impacto del cambio climático en una de las dos zonas más gélidas del planeta.

Y allí, a bordo del buque de investigación oceanográfica de la Armada española, la joven bióloga estuvo cerca de un mes estudiando el fitoplancton marino, es decir, unas microalgas que son muy abundantes en las aguas polares y ‘conocer así su capacidad para sobrevivir en unas condiciones ambientales tan extremas’, explica.

Lo que se busca con estos estudios, dice, es conocer si efectivamente la injerencia del hombre en la naturaleza tiene algo que ver con los cambios que se vienen percibiendo 003 durante los últimos años en el planeta, aunque a su juicio la injerencia de la activad de los humanos es evidente, ‘y también aquí, en uno de los paisajes más blancos y puros que existen en el mundo’, reconoce.

Un año después, Alexandra sintió de nuevo la llamada del frío y se embarcó hacia las gélidas aguas del Ártico para seguir con sus investigaciones. Durante los meses de marzo y abril permaneció allí, ‘en uno de los pocos sitios de la tierra donde estar a menos diez grados puede considerarse buen tiem po’, recuerda.

Si con su visita como, quizás, la primera ourensana en pisar el Polo Norte le había ‘tocado la lotería’, la fortuna volvió a sonreírle. En enero del año pasado, se embarcó durante tres semanas en otra expedición en el ‘Hespérides’ que le llevó a la otra de las puntas del planeta: la Antártida. ‘Son dos zonas que se diferencian muy bien de la otra’, explica. En esta última ‘todo son montañas y con icebergs enormes flotando sobre el mar, aunque en ambos no existe prácticamente la noche’.

En la actualidad, Alexandra Coello trabaja en Baleares, con un equipo de investigación en el Departamento de Oceanografía Biológica del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), en donde continúa desentrañando los secretos de los mares y fondos marinos.

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