CULTURA

El ‘ourensano' que compite con El Bosco

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Jose Antonio Ocaña Martínez, el polifacético artista ourensano de adopción, es protagonista hasta fin de año en Madrid con su muestra "Ars Naturale", en el Museo Nacional de Ciencias Naturales

Si usted es amante del arte plástico y tiene por costumbre ojear de vez en cuando la agenda de grandes exposiciones que periódicamente son montadas en las principales salas de Madrid, es muy posible que este verano haya experimentado el calor del asfalto capitalino en alguna de las colas que ha habido que soportar para poder visitar “en manada” alguna de las exposiciones de dos grandes de la pintura universal como son Caravaggio, en el Museo Thyssen- Bornemisza, y El Bosco, en el Museo del Prado.

Sin embargo, también es muy posible que unos cientos de metros más arriba, siguiendo la milla de oro museística madrileña, le haya pasado desapercibida una muestra audaz y contemporánea, que no desmerece, ni en interés artístico ni en espectacularidad expositiva, ni siquiera en tiempo de exposición, a las de estos dos clásicos de la pintura europea.
Se trata de la muestra “Ars Naturale” que el ourensano de adopción, José Antonio Ocaña Martínez, ha montado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, situado en plena Castellana madrileña, al pie de la plaza de Nuevos Ministerios, con motivo de los actos organizados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para conmemorar la apertura al público del Real Gabinete de Historia Natural, en tiempos de Carlos III, y que fue el germen del actual Museo de Ciencias Naturales.

Y es que desde el pasado 28 de abril y hasta que finalice el año (El Bosco y Caravaggio serán retirados en este mismo mes de septiembre), José Antonio Ocaña es el verdadero protagonista –en algunos casos incluso de forma atrevida, por no tener miedo por la integridad de la obra, y en otros mimetizado con las obras propias de las salas- del Museo Nacional de Ciencias Naturales e Madrid, tanto en los jardines exteriores del mismo, conviviendo con el cubo de homenaje a la Constitución, como en las dos secciones con las que cuenta el Museo, la de biología y la de geología.

05_cocodrilo_resultEn ambas, Ocaña Martínez, en colaboración con la comisaria de la exposición y verdadera alma de la muestra, Elina Vasileva, ha diseñado una singular propuesta artística con alrededor de un centenar de obras que constituyen una selección de toda su obra plástica desde 1966 hasta la actualidad y con las que ha querido demostrar que al final el arte y la naturaleza conviven de forma indisoluble en un diálogo permanente basado en los grandes principios estéticos como la proporción aurea, en los que se asienta la física y la química y, por lo tanto, también el arte.

A modo de presentación exterior de la exposición, José Antonio Ocaña instaló una veintena de obras de gran formato realizadas para la ocasión y que tienen como telón de fondo obras pertenecientes a la Exposición Mantelius (la última muestra que trajo a Ourense, en el año 2004, y que estuvo en el antiguo Simeón) sobre las que reprodujo con su percepción artística algunas piezas de animales singulares que posteriormente el visitante podrá contemplar en el interior, como pueden ser el oso hormiguero (en este caso en forma de pintura de Goya) que se conserva en el Real Gabinete que dio origen al Museo.

Desaparecidas moas gigantes, torvosauros, antílopes o incluso el lobo de Tasmania, conviven sobre los “mantelius”, con caracolas marinas o vistosas mariposas en gran formato y con singular colorido colgadas en algunos de los árboles y desafiando a la intemperie y a la algunos casos desafortunada acción del “homo sapiens”, en una propuesta de comunión artística con el turista o el madrileño de nación o de adopción que cotidianamente hace uso de los jardines exteriores del simbólico edificio madrileño.

A ellas hay que sumarle –hasta completar el centenar de piezas que conforman la propuesta artística de Ocaña Martínez- un sinfín de pequeñas y grandes piezas tanto pictóricas como escultóricas que conviven mimetizadas con animales de toda casta y condición, de forma que si uno no es consciente de la propuesta artística, entenderá subrepticiamente que aquel collar de perla, aquel “caballito de mar”, aquel “cefalofalo”, aquella “lamprea de boj” o aquellos dos pequeños cuadros, “animalia roja” y “animalia verde” fueron realizados para ilustrar artísticamente los casi imperceptibles esqueletos de un tritón de los Cárpatos o una salamandra común.

Y es que la verdadera singularidad de la propuesta artística radica en que las obras de José Antonio Ocaña, al igual que los animales taxidermizados o en formol ya estaban ahí y lo que provocó la efemérides fue simplemente demostrar que la naturaleza y el arte cuentan con infinidad de idiomas diferentes, pero una sola voz. 

Nacido en Frieira y formado en Ourense

Aunque los orígenes naturales de José Antonio Ocaña tienen cuna en la fronteriza localidad de Frieira de Crecente (Pontevedra), su “ourensanía” es innegable y él mismo se considera un ourensano más, no en vano sus orígenes artísticos tienen sede en la Escola de Artes e Oficios de la Diputación de Ourense, en donde comenzó a descubrir los principios de la estética y su primera exposición forma parte de los anales del Museo Arqueológico de Ourense. 

Orígenes que lo llevarían posteriormente a doctorarse en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, ejercer la docencia en ese mismo centro universitario como profesor y dedicar ahora su vida profesional al frente de la Dirección de Patrimonio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 
 

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