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El ourensano que mató a su mujer y a su suegra, condenado a 40 años de prisión

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photo_camera El acusado, durante el juicio por el doble crimen.

El ourensano fue hallado culpable de asesinar a su esposa y suegra y de incendiar la empresa

La Audiencia de Vizcaya ha condenado a 40 años de cárcel a Benito Quintairos, originario de la parroquia de Atás (Cualedro),  por asesinar a su esposa, Mari Luz Alejo, y a su suegra, Amelia Rodríguez, en Abadiño (Vizcaya). En concreto, por el asesinato de su suegra se le impuso una pena de 20 años de prisión y 19 por quitarle la vida a su esposa. A esta pena se le añade otro año más por un delito de daños en el incendio de su empresa y otras adyacentes. Por otro lado, la magistrada ponente le condena a abonar una indemnización de 240.000 euros a los familiares de las víctimas, entre las que está el hijo de la pareja y los seis hermanos de una de las víctimas e hijos de la otra. Además de abonar otra de 195.000 euros a las empresas afectadas por el fuego que él mismo provocó. 

El acusado fue juzgado el pasado mes de octubre en tribunal con jurado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Vizcaya. Este crimen que causó mucho revuelo en la localidad natal del acusado cuando conocieron que había confesado haber sido el autor de los hechos. 

Tras la conclusión del juicio oral, el jurado decidió, por unanimidad, declararle culpable de asesinar, con las agravantes de alevosía y parentesco, a su mujer y su suegra en diciembre del 2014. También le consideró culpable de un delito de daños con incendio.

Finalmente, la magistrada ha dictado sentencia, que puede ser recurrida ante la Sala de lo Civil y lo Penal de Tribunal Superior de Justicia de Euskadi. Por otro lado, la misma establece también que el acusado deberá mantenerse en régimen de prisión provisional, situación en la que este vecino de Cualedro se encuentra desde diciembre de 2014. 

La sentencia recoge que primero golpeó a las víctimas y luego las asfixió

Según los hechos probados que aparecen reflejados en la sentencia, el acusado Benito Quintairos entró en el dormitorio y "aprovechando que su mujer estaba acostada en la cama", la golpeó con un objeto contundente y luego le ocluyó las vías respiratorias con la ropa de cama, lo que le ocasionó la muerte. Posteriormente, Benito se dirigió al cuarto de su suegra y repitió el mismo modus operandi que con su mujer. En la sentencia se añade que ambas no tuvieron"la posibilidad de defenderse".

Finalmente, el acusado se dirigió a la carpintería en la que era socio en el polígono de Atxondo y prendió fuego al local desde el interior "sirviéndose de un bidón de plástico". 

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