En 2021 se batieron récords de donaciones de órganos en el área sanitaria de Ourense, con un 57% más. Hasta 33 personas se beneficiaron de un trasplante, lo que supone que la cifra de receptores aumentó un 57% respecto a 2020 y un 450% respecto a 2019. Junto a estas, 25 personas permitieron que se realizase una transferencia de córneas a un total de 32 personas, un servicio que se lleva a cabo en las instalaciones del CHUO.
No ocurre lo mismo con otro tipo de trasplantes, ya que en la Comunidad gallega solo se realizan operaciones con órganos en el CHUS (Santiago) y en el CHUAC (Coruña), que entre ambos tienen una lista de espera de hasta 240 personas, de las que 206 aguardan específicamente por un riñón.
La tasa de donación en la provincia se sitúa en 36 por cada millón de personas, por lo que Ourense queda por debajo de la media nacional, que se sitúa en 41,6 y de la del Estado, que es de 40,2.
Ayer, se celebró el Día Nacional del Donante y la Asociación para a Loita Contra as Enfermidades Renais de Ourense (ALCER) llevó una mesa informativa al CHUO a la que se acercaron facultativos e interesados en la campaña para recibir información.
La representante de esta organización, Carmen Dorado, explicó que hay dos tipos de donantes. En un primer grupo estarían los que dan un órgano a un familiar estando vivos y en un segundo los que dan el consentimiento para que trasplantes una vez fallecidos, para ello no hay límite de edad, cualquier persona puede optar a ofrecerlos.
Además, en cuanto a los tejidos, una sola muestra puede ser utilizada para ayudar a una media de 100 personas.
En Ourense, la mayoría de las personas que esperan para recibir un órgano se corresponden con un perfil envejecido, “personas en diálisis más avanzadas o con enfermedades renales graves”. Además, no es extraño ver cada vez a pacientes más jóvenes: ahora 1 de cada 7 personas tiene una de estas patologías, mientras que antes eran 1 de cada 10.
¿INFLUYE LA RELIGIÓN?
Existe un debate acerca de si la religión frena o no a las personas para donar. Dorado cree que “quizá en las zonas rurales, por el respeto a los velatorios, todavía continúa siendo tabú”, explica. Sin embargo, recuerda que ninguna creencia se opone a los trasplantes, “ni siquiera los testigos de Jehová, críticos con las donaciones de sangre”, señala.
