El seguimiento que se realizaba a los enfermos de Toén incluía una vigilancia de sus prácticas religiosas

‘El paciente va a misa todos los domingos’

Los expedientes de pacientes hallados en estado de abandono absoluto en el Hospital de Toén recogen información personal que va desde los hábitos religiosos, a su forma de vestir, su humor, su estado corporal, sus agitaciones, sus distracciones o la terapia ocupacional. Al acceso de cualquiera es posible encontrar también medicamentos.
Era 1973, el año en que Carrero Blanco volaba por los aires. En esas fechas, el Hospital Psiquiátrico de Toén se permitía un seguimiento de sus pacientes que incluía hasta sus hábitos religiosos. La depresión en la que hoy ha caído el entorno del centro, ha dejado al descubierto, accesible a cualquiera, información sobre enfermos que incluye desde su humor o estado de ánimo, a su alimentación, su sueño o el contacto con otros pacientes.

Por ejemplo: el paciente F.V.R. ‘hay veces que habla mucho, pero se habla a sí mismo y casi siempre habla de coches, dice que con su sangre hacía los coches. Habla también de Nueva York’. En el apartado de la alimentación, ‘come normal, bebe lo suficiente’. Por la noche, ‘duerme bien’.

En el capítulo de relaciones sociales ‘no tiene contactos con nadie, pero si se habla con él, contesta a todo meloso’. Acepta la medicación voluntariamente. Sus entretenimientos ‘son pasearse de un lado para otro, y algunas veces se sienta a echar una partida’. ‘F.V.R. trabaja en la huerta, y como terapia ocupacional, solamente hace su cama. Y la hace bastante bien’.

La observación diaria de los pacientes incluía anotaciones como la que se registra en el expediente del paciente O.R.F., quien ‘va a misa todos los domingos’ y ‘no es peligroso ni para sí ni para los demás’. Aunque ‘el trabajo le hace cosquillas’ y últimamente ‘le da por la cerámica y suele pintar algunas cosas’.

¿Distracciones y entretenimientos? El paciente ‘suele jugar a las cartas, al dominó, escuchar la radio y pasearse de un lado para el otro’. Es limpio y cui dadoso pero ‘está demasiado gordo’ y ‘su estado de ánimo es triste’.

La montaña de escombros que se acumula en el sótano incluye documentos no sometidos a la protección de datos, como exámenes que se le practicaban al personal enfermero, y que incluían cuestiones relativas a la depresión, el suicidio, la neurosis, la demencia, la psicosis, el retraso mental, la oligofrenia, los ataques epilépticos o la administración de medicamentos que actúan sobre la vida psíquica de los enfermos.

Medicación abandonada

El traslado de las dependencias administrativas a otro edificio, en la década de los 80, hundió en la ruina un inmueble en el que todavía ayer podían encontrarse dosis de Hidroxuber, un antiguo medicamento que concentraba altas dosis de hidroxocobalamina, y que proporcionaba vitamina B12 a pacientes con neuropatías y síndromes dolorosos.

El Hospital Psiquiátrico de Toén, cuyo proyecto original, hace medio siglo, poseía pretensiones faraónicas, quiso convertirse en un referente nacional bajo la dirección de Manuel Cabaleiro Goás. El Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica (PANAP), institución franquista que auspició el Hospital, dio su visto bueno. Pero llegó la democracia, falleció Cabaleiro Goás y la decadencia cayó lentamente sobre el psiquiátrico.


Te puede interesar