Entrevista

Daniel Pérez: "Los pacientes evitaron ir al médico por miedo, eso empeoró su estado"

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photo_camera Daniel Pérez, urólogo del CHUS.
Responsable de la Unidad de Endourología y Litiasis del Hospital de Santiago

La revista inglesa “British Journal of Urology” destaca en su última publicación una compleja intervención practicada por el urólogo ourensano Daniel Pérez, responsable de la Unidad de Endourología del Hospital de Santiago. La operación de una de sus pacientes, que presentaba el peculiar caso de riñón en herradura lleno de piedras o cálculos renales, le valió para ser portada de la publicación.

¿Cuál fue la complejidad del caso? 

Es un orgullo que una revista tan prestigiosa te invite a explicar cómo se hizo esta intervención que sumaba muchos inconvenientes. El primero fue la anatomía del paciente con el riñón en herradura, no muy frecuente, hace que esté en una posición diferente y pone en riesgo algunas estructuras que le rodean a la hora de la cirugía. Tenemos cierta experiencia con ellos, pero se sumó que todo el riñón derecho estaba lleno de cálculos, incluso con gérmenes y pus. Era un órgano a punto de perder su función. Por fortuna lo salvamos y se recuperó.

¿Cómo se enfrentan a estas cirugías tan exigentes?

Yo siempre priorizo intentar dejar al paciente libre de cálculos con las menores complicaciones posibles. Para ello hay que basarse en la experiencia, que nos la dan los más de mil casos de cirugías percutáneas que ya hemos hecho, con una técnica de interés incluso internacional. Lo primero es hacer un buen estudio preoperatorio y crear una estrategia de cirugía segura y efectiva. En este caso lo consultamos con el paciente porque requirió de tres ingresos, uno por cada cirugía que necesitamos. Finalmente, las últimas decisiones, aunque las analicemos previamente, se toman en el quirófano. En él hay que ser más versátil porque los cambios surgen.

La evolución de las técnicas quirúrgicas ayudan a que sea todo más seguro…

Sin duda. El 90% de los pacientes con cálculos renales los expulsa sin una intervención. Hace años, los que sí lo requerían, el tratamiento era una cirugía abierta con incisiones grandes en el abdomen y con mayor riesgo para el paciente. Ahora mismo, los casos más complejos los hacemos a través de orificios con un diámetro máximo de ocho milímetros. A través de ellos, metemos los instrumentos que nos permiten llevar a cabo la cirugía. Son tecnologías novedosas que permiten minimizar el daño al paciente y al riñón, demostrando en varios estudios que son mínimos. La evolución tecnológica nos ha ayudado mucho, sin ella no podríamos trabajar como lo hacemos hoy en día.

¿Cómo les ha afectado en Urología la llegada de la pandemia?

Yo dirijo casos más relacionados con los cálculos urinarios y nos vimos afectados con retrasos en atención a pacientes y demoras quirúrgicas. Nosotros hicimos un análisis y, en la primera ola, bajaron los pacientes en Urgencias por problemas renales con respecto al año anterior, mientras que los ingresos eran los mismos. La diferencia era que se hospitalizaban en peor estado. Aguantaron en casa por miedo y eso empeoró sus casos. Esto no pasó en el resto de olas, pero seguimos sufriendo la demora de las cirugías y estos casos quedaron en un segundo plano, tardando hasta siete meses en atenderlos. Sabemos que no es una patología prioritaria, pero el que lo sufre pierde calidad de vida.

¿Trataron de innovar para superar esta situación?

Hemos creado un programa de cirugía ambulatoria y muchas de estas intervenciones las realizamos desde hace meses sin ingresos, para evitar la ocupación de camas. Con pacientes bien seleccionados, ya llevamos unos 80, comenzamos esta solución para que al final del día vuelvan a casa sin mayores complicaciones. Este tipo de operaciones en litiasis es bastante innovador en Galicia.

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